Washington, 1 feb (EFE).- El presidente de EE.UU., Joe Biden, amenazó este lunes con sanciones a Birmania tras el golpe de Estado y pidió a la comunidad internacional que hable con "una sola voz" para hacer que los militares birmanos "cedan inmediatamente" el poder.
En un comunicado distribuido por la Casa Blanca, Biden anunció que ha pedido a su Gobierno que revise "inmediatamente" si debe volver a imponer las sanciones, levantadas en la última década a medida que Birmania avanzaba hacia una incipiente y frágil transición democrática.
"Durante casi una década, el pueblo de Birmania ha estado trabajando constantemente para establecer elecciones, un gobierno civil y la transferencia pacífica del poder. Ese progreso debe ser respetado", aseveró el mandatario estadounidense.
Si la democracia no se respeta, Biden aseguró que "tomará las acciones que sean adecuadas", pero no especificó si está evaluando algo más allá de posibles sanciones, un asunto que tampoco clarificó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.
Asimismo, el presidente estadounidense urgió a la comunidad internacional "a unirse en una sola voz" para presionar a los militares birmanos para que "cedan inmediatamente el poder" y liberen a los activistas y funcionarios detenidos, entre los que figura la jefa de facto del Gobierno, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
El gobernante también pidió a la comunidad internacional que presione al Ejército birmano para que levante todas las restricciones sobre telecomunicaciones y no emplee violencia contra civiles.
EE.UU., resaltó Biden, "está tomando nota" de quienes apoyan al pueblo birmano y prometió que trabajará con sus aliados para apoyar la restauración a la democracia y el Estado de Derecho, así como para exigir responsabilidades a los responsables del golpe de Estado.
El domingo por la noche, la Casa Blanca pidió a los militares birmanos que liberaran a los políticos detenidos y advirtió de que se tomarán "acciones" si usurpan el poder.
El poderoso Ejército de Birmania (Myanmar) arrebató este lunes el poder al Gobierno y echó por tierra la frágil transición democrática en ese país, al mismo tiempo que declaró el estado de emergencia y detuvo a Suu Kyi, premio nobel de la paz, y al hasta hoy presidente birmano, Win Myint, además de varios ministros y presidentes regionales.
Los militares justificaron el golpe de Estado por un supuesto fraude en las elecciones del noviembre de 2020..
De hecho, el golpe, del que había rumores desde la semana pasada, fue ejecutado el día en el que el Parlamento tenía previsto celebrar su primera sesión de la legislatura tras las elecciones de noviembre, en las que la Liga Nacional para la Democracia (LND), formación de Suu Kyi, consiguió revalidar el poder con una abrumadora victoria.
El Ejército de Birmania gobernó el país entre 1962 y 2011, cuando se inició una transición controlada hacia la democracia.