Caracas, 10 feb (EFE).- La fragmentación administrativa venezolana tiene su mejor ejemplo en la capital. Caracas no es una, sino cinco municipios separados en dos regiones. Cinco alcaldías, con cinco policías y cinco sistemas de atención al ciudadano que hoy no cuentan con un regidor mayor y en los que la posibilidad de ser unificados ha generado un terremoto.
Las fronteras entre estos municipios no existen más que en el papel y ni los ciudadanos las conocen ni se aprecian al recorrer sus calles. Tan es así, que, en ocasiones, una misma cuadra está partida por la mitad. Los edificios ubicados en uno de los lados son parte de un municipio y los del otro integran otra localidad.
Por si fuera poco y para terminar de liar la madeja, el municipio Libertador, el origen de Caracas y sede de los poderes del Estado, forma parte de una entidad administrativa propia; el Distrito Capital y los otros cuatro (El Hatillo, Sucre, Chacao y Baruta) forman parte del vecino estado Miranda.
Es decir, si un vecino de Caracas toma el metro para ir a su trabajo o a la escuela, es probable que recorra varios municipios y, al menos, dos regiones.
LA SEMILLA DE LA POLÉMICA
La chavista Jacqueline Faría, hasta el pasado 28 de enero jefa de Gobierno del Distrito Capital, propuso extender la región que gobernaba a todos los municipios que componen Caracas y desató la tormenta, no sólo porque tendría bajo su mando a cerca de 5 millones de personas, sino porque su cargo no es de elección popular. Su puesto es elegido de forma directa por el presidente.
El antichavista Elías Sayegh, alcalde de El Hatillo -el municipio menos poblado de los cinco de Caracas-, considera que integrar toda la ciudad bajo el Gobierno del Distrito Capital, "desde el punto de vista político", tiene "una intención muy clara": la de "sujetar" a los "gobiernos autónomos electos por la gente a una autoridad única que depende del dedo de (el palacio presidencial de) Miraflores".
"Desde el primer momento rechazamos esa propuesta por varias razones. En primer lugar, es una propuesta que viola abiertamente la Constitución que establece claramente que Caracas necesita un segundo nivel de gobierno municipal pero debe ser hecho de forma democrática y participativa y respetar la integralidad territorial de Miranda", explica a Efe Sayegh.
Por su parte, el también opositor y alcalde de Baruta, Darwin González, recuerda que "el estado Miranda ha sido gobernado tanto por oposición, la alternativa democrática, como por el oficialismo. En estos procesos ha sido muy importante la participación de estos municipios (del área metropolitana) para que la alternativa democrática pueda ganar".
Los alcaldes de ambos municipios junto al de Chacao, Gustavo Duque -todos opositores- se han mostrado contrarios a esa unificación. Hasta el momento, ni la Alcaldía de Sucre, en manos oficialistas desde 2017 tras una década opositora, ni la de Libertador, también con alcaldesa chavista, se han pronunciado al respecto.
Al ser consultados por Efe, la Alcaldía de Libertador comentó que no tienen por ahora una posición al respecto.
Quien se pronunció fue el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, uno de los líderes jóvenes con más proyección dentro del chavismo.
Aunque su equipo rechazó la posibilidad de una entrevista con Efe, el gobernador se ha opuesto a que los cuatro municipios más poblados de su estado pasen a ser regidos por el Distrito Capital.
LA FALTA DE UN ALCALDE MAYOR
La Constitución de Venezuela no solamente recoge el régimen especial de Caracas, sino que prevé la creación de un segundo órgano de Gobierno que coordine a los cinco municipios, una entidad supramunicipal para los cerca de 5 millones de habitantes que se estima que tiene la capital.
Así fue desde el año 2000 hasta el 2017, cuando, tras una década de alcaldes metropolitanos opositores, esa figura fue eliminada por la polémica y hoy extinta Asamblea Nacional Constituyente, que asumió de facto el rol del Parlamento, donde los antichavistas eran mayoría.
Sin esa figura, según aclara el alcalde de Baruta, los municipios que son una sola conurbación actúan como "islas separadas".
"Hace falta (un alcalde metropolitano) para el correcto funcionamiento (de Caracas)", explica González.
"Caracas no puede ser vista como islas separadas, que cada una va por su lado, sino que todos debemos tener una visión integral en temas tan importantes como los servicios básicos, la seguridad o el transporte público", agrega el alcalde de El Hatillo sobre la necesidad de un regidor que coordine los cinco municipios.
En su opinión, "es evidente que no existe una visión en común de la ciudad a nivel urbano" por la falta de este alcalde mayor.
"Es importante que haya un gobierno de segundo nivel como existen en todas las áreas metropolitanas de la capitales y de las metrópolis del mundo", subraya.
DE LA RECOGIDA DE LA BASURA A LA ENERGÍA
La falta de ese coordinador deja a los municipios como islas separadas para tareas cotidianas, labores que son las que más aprecian los ciudadanos en su vida diaria y que van de la recogida de basuras al suministro de energía o de agua.
González detalla que, en su localidad, con cerca de medio millón de habitantes, los camiones que recogen la basura deben atravesar varios municipios hasta llegar a un punto a 70 kilómetros, donde la depositan, lo que supone "tiempo, desgaste e incrementa los costos de recolección de la basura".
Pero la fragmentación tiene imágenes incluso más sorprendentes, pues si un árbol cae sobre las líneas de energía en un municipio, puede generar fallas eléctricas en la localidad vecina y el regidor, ante la falta de un alcalde mayor, puede no enterarse.
Un caos derivado de la fragmentación y de la disputa que tiene una única solución aparente: el (re)nacimiento de una figura que coordine la mayor área urbana de Venezuela, su capital, hoy dividida en cinco islas cuya labor común depende más de la buena voluntad de los alcaldes que de la administración.
Gonzalo Domínguez Loeda