Las autoridades austriacas han evitado lo que el ministro del Interior, Gerhard Karner, calificó como una posible tragedia en los conciertos de Taylor Swift en Viena, tras la detención de tres jóvenes que planeaban inmolarse en el evento. Según Karner, el principal sospechoso, un joven de 19 años, confesó tener la intención de llevar a cabo el ataque este jueves o el viernes, días programados para el espectáculo. Tras las detenciones, Swift anunció la cancelación de sus tres conciertos en la capital austríaca.
Los arrestos fueron el resultado de una investigación que reveló la intención de los jóvenes de "matarse a sí mismos y a una gran multitud" durante el concierto. La policía encontró en sus posesiones sustancias peligrosas, como peróxido de hidrógeno, junto con materiales y dispositivos para la fabricación de bombas. Se identificó al cabecilla de 19 años, un segundo sospechoso de 17 años, recientemente contratado como parte del equipo de seguridad del evento, y un menor de 15 años, que supuestamente colaboraba en el ataque.
El director general de Seguridad Pública, Franz Ruf, informó que la célula terrorista había jurado lealtad al grupo Estado Islámico y había estado planeando el atentado desde finales de julio. La investigación se inició gracias a información de servicios de inteligencia extranjeros y revela un proceso de radicalización de los jóvenes a través de internet, donde compartían instrucciones para la fabricación de explosivos. Aunque las autoridades no buscan a más sospechosos, enfatizan la necesidad de seguir investigando el entorno de los detenidos, ya que podrían existir cómplices.
