El 13 de septiembre marcó seis meses desde que Breonna Taylor fue asesinada a tiros en su casa de Louisville, Kentucky, y todavía no se han presentado cargos contra ninguno de los tres oficiales involucrados en el tiroteo que terminó con su vida aquel fatídico 13 de marzo. Dos de los agentes permanecen en la fuerza uniformada mientras el tercero fue despedido, pero está apelando la decisión para poder recuperar su trabajo.
Un gran jurado se reunió el 6 de septiembre para investigar el incidente y finalmente decidir el destino de los tres oficiales.
Ahora esperan continuar en un lugar alternativo debido a preocupaciones de seguridad por las protestas que no cesan en Jefferson Square Park, el que ha sido informalmente renombrado por la comunidad como “Breonna Taylor Park”.
Sin embargo, la familia y activistas no están dejando que el mundo olvide el nombre de Taylor. Su muerte contribuyó al resurgimiento del movimiento Black Lives Matter con otras víctimas negras de la violencia policial, como George Floyd, convirtiéndose en los rostros del movimiento.
El fiscal general de Kentucky, Daniel Cameron, quien dirige la investigación sobre la muerte de Taylor, tuiteó que “los rumores e informes contradictorios” que circulan a diario sobre la investigación no hacen nada para “promover la justicia”.
El 15 de septiembre, la ciudad de Louisville anunció que la familia de Breonna Taylor recibirá una suma millonaria, después de un acuerdo entre ambas partes.
Medios locales reportan que sería la indemnización más alta sobre un caso de mala conducta policial en la historia de Louisville, superando un récord anterior de $8.5 millones.
El acuerdo de $12 millones también incluye una lista de solicitudes sobre cambios urgentes, empezando por reformas al departamento de policía de la ciudad.