Tegucigalpa, 22 nov (EFE).- El presidente que sea elegido el próximo domingo en Honduras heredará un país en crecimiento, entre 8 % y 9 % este año, pero con una elevada deuda exterior, según el Banco Central, y alrededor del 80 % de la población en la pobreza por la pandemia de covid-19 y los huracanes Eta e Iota.
El Banco Central de Honduras prevé que en 2021 el crecimiento económico cierre entre el 8 % y 9 % del producto interno bruto (PIB), luego de una contracción de 9 % en 2020.
La entidad considera que la expansión económica es reflejo del incremento de las exportaciones, un mayor flujo de las remesas familiares, la recuperación parcial de los empleos formales y el avance en el proceso de vacunación contra la covid-19.
Sin embargo, ese crecimiento económico no se ve traducido en bienestar para la mayoría de los hondureños, dijo este lunes en Tegucigalpa el director del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh), Mauricio Díaz, en una entrevista con Efe.
Al contrario, aumentó el desempleo, la corrupción, la violencia criminal que deja unos diez muertos diarios, el crimen organizado y el narcotráfico, entre otros flagelos, señaló.
El nuevo gobierno enfrentará problemas para financiar el presupuesto nacional de 2022, que rondará los 308.234 millones de lempiras (12.790 millones de dólares), apuntó Díaz.
A REVISIÓN LOS IMPUESTOS
Eso refleja, añadió, que se han "estado agotando las fuentes de financiamiento externo, es decir la deuda (...) y eso hasta podría implicar que se tenga que revisar los impuestos".
La deuda externa pública y privada globalmente superaba los 11.000 millones de dólares entre enero y septiembre de 2021, según cifras del Banco Central.
"El nuevo gobierno heredará una situación en la que no estará vigente un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y eso implica que su prioridad será intentar suscribir uno nuevo que en el fondo va a definir también el conjunto de la política pública y en buena medida cómo resolver los problemas financieros", explicó Díaz.
El FMI y el Gobierno hondureño firmaron en 2019 un acuerdo "stand-by" por dos años que le permitía al país tener acceso a un crédito por 312 millones de dólares, que con una revisión anunciada en mayo de 2020 alcanzó los 530 millones.
El próximo gobierno deberá pagar unos 50.000 millones de lempiras (2.074 millones de dólares) por la deuda externa del país, lo que implicará en 2022 "una demanda muy grande de dinero y una presión muy fuerte para el gabinete económico para obtener este dinero", señaló el director del Fosdeh.
Agregó que el próximo año será "muy duro" pues el nuevo gobierno también tendrá que enfrentar la crisis financiera que atraviesa la estatal Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) desde hace varios años, lo que algunos de sus ejecutivos atribuyen en parte a que compra energía cara a empresas privadas y la vende barata.
Otro tema que preocupa, es cómo atraer más inversión extranjera, que en 2020 llegó a 418,6 millones de dólares, 16 % menos que los 498,1 millones captados en 2019, según cifras oficiales, dijo Díaz.
El próximo presidente debe "mejorar la credibilidad del país para que haya más inversión, pues la extranjera y nacional no se mueven como quisiéramos porque hay un riesgo alto a pesar de que las calificadoras de riesgo siempre nos dan un plus de que las cosas andan muy bien, pero todos sabemos que es lo contrario", añadió.
DIFÍCIL SITUACIÓN ECONÓMICA
También indicó que la situación económica de Honduras "ya estaba mal" antes de la pandemia de covid-19 y del impacto de los huracanes Eta e Iota, que azotaron Centroamérica en noviembre de 2020.
Nada fácil para un país donde "antes de 2009 y después de 2021, el 80 % o 90 % de la población tenía problemas de empleo e ingresos", señaló Díaz, quien además cree que la pobreza y problemas en materia de educación y salud son algunos de los muchos retos que enfrentará el sucesor del presidente Juan Orlando Hernández.
La tasa de pobreza en Honduras podría situarse al cierre de este año en el 80 %, mientras que el número de desempleados superaría los dos millones de personas, según economistas y organizaciones obreras.
Díaz destacó la necesidad de que Honduras construya una "agenda socioeconómica y política de reconversión de las inversiones, el tratamiento de la política pública, combate a la corrupción y la impunidad, la pobreza y el endeudamiento público".
"Las cosas no eran maravillosas antes, siempre han sido muy difíciles, pero los últimos cuatro años de Gobierno (el segundo mandato de Hernández), más la covid-19, los huracanes y las sequías, han hecho la peor combinación para la existencia humana de la hondureñidad", acotó el director del Fosdeh.
Anny Castro