El presidente de EE.UU., Joe Biden, defendió este martes la necesidad de medidas urgentes para combatir la crisis climática y protegerse de sus efectos tras ver sobre el terreno la devastación causada por los coletazos del huracán Ida en el noreste del país.
Biden visitó Nueva Jersey y Nueva York, los dos estados de la región más golpeados por las fuertes lluvias de la semana pasada, y no dudó en vincular este y otros desastres directamente con el calentamiento global.
"Todas las partes del país se están viendo castigadas por el clima extremo", destacó el presidente, señalando como ejemplos los grandes incendios en la costa oeste y las inundaciones vividas en la costa este.
Según Biden, ante esta situación se requieren acciones decididas y urgentes. "No podemos revertirlo mucho, pero podemos evitar que empeore", apuntó en un discurso durante su paso por Nueva Jersey.
"Creo que estamos en uno de esos puntos de inflexión, donde o actuamos o vamos a tener verdaderos problemas; nuestros hijos van a tener graves problemas", insistió.
Unas horas después, en el distrito neoyorquino de Queens, volvió a esa idea, destacando que la gente, incluidos los escépticos, está empezando a darse cuenta de que la crisis climática es un problema "mucho mayor de lo que nadie había querido creer".
"Escuchando a los científicos y a los economistas y a los expertos de seguridad nacional, todos nos dicen que esto es alerta roja. El país y el mundo están en peligro. No es una hipérbole, es un hecho. Nos han estado avisando, el clima puede volverse más extremo en las próximas décadas y ahora lo estamos viviendo en tiempo real", recalcó.
Biden defendió en ese sentido la necesidad de que Estados Unidos tome medidas decididas y que, a la vez, convenza al resto del mundo para hacerlo también.
El mandatario estadounidense aprovechó además para tratar de promover su paquete de infraestructuras, que incluye medidas de clima y está pendiente de la aprobación del Congreso.
Hoy, su Administración solicitó del Legislativo 24.000 millones de dólares en fondos adicionales para responder a recientes desastres naturales, incluido el huracán Ida.
APOYO PARA LOS AFECTADOS
Biden recorrió algunos de los barrios más afectados por el agua, primero en Manville (Nueva Jersey) y luego en Queens (Nueva York), entrando en hogares para ver de primera mano los desperfectos y conversando con algunos de los vecinos.
En mangas de camisa y con gafas de sol, pudo verse a Biden pasear junto a autoridades locales por calles donde los desperfectos causados por la tormenta aún eran muy evidentes.
En sus discursos, el presidente insistió en que el Gobierno apoyará económicamente a los damnificados para que puedan contar con alojamiento temporal, reconstruir sus viviendas o hacer frente a las pérdidas que les han provocado las inundaciones.
La Casa Blanca ha aprobado ya declaraciones de "desastre mayor" para varios condados de Nueva Jersey y Nueva York, lo que dará acceso a ayudas federales a individuos y a instituciones.
UNA TORMENTA CATACLÍSMICA
Ida, que golpeó el área de la Gran Manzana el pasado miércoles ya sin categoría de huracán, fue un suceso "cataclísmico", en palabras de la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, que compareció junto a Biden en Queens.
Hochul recordó que la tormenta dejó en Nueva York la mayor precipitación en una hora desde que hay registros, superando el récord que se había marcado sólo días antes.
"Esta es la definición de una crisis climática", subrayó la gobernadora neoyorquina, demócrata como Biden y que destacó la rápida respuesta que las autoridades federales han dado a las solicitudes de ayuda.
En total, Ida dejó medio centenar de muertos en la región noreste de Estados Unidos, con Nueva Jersey como el estado peor parado, con 27 víctimas mortales y 4 desaparecidos, según el último recuento.
En ese estado, una mayoría de los fallecimientos se registraron en las carreteras, con vehículos arrastrados por las aguas, que anegaron totalmente algunas zonas.
En cuanto a la ciudad de Nueva York, de las 13 personas muertas, 11 perecieron en apartamentos situados en sótanos, en gran medida ilegales, que se convirtieron en trampas mortales para sus residentes, muchos de ellos inmigrantes.
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