Bangkok, 28 mar (EFE).- Birmania (Myanmar) se levantó este domingo de luto, un día después de la peor represión desde el golpe de Estado, aunque eso no impidió que muchos volvieran a salir a protestar contra los militares que tomaron el poder el pasado 1 de febrero.
El recuento de muertos ayer oscila entre los 90 y los 113 debido a los disparos de los soldados y la policía, que ayer se ensañaron contra los manifestantes con una violencia indiscriminada en la que asesinaron al menos a seis menores de entre 10 y 16 años.
El número de muertos total desde el golpe supera los 460 en un ambiente de terror en el que los uniformados disparan y torturan a civiles desarmados a diario.
No obstante, los birmanos volvieron a protestar hoy, aunque en marchas menos multitudinarias que la víspera, en ciudades como Rangún, Monywa, Myinchan, Magway y Hapakant, situadas en diferentes regiones y estados del país, según informaron los medios locales y grupos de activistas en las redes sociales.
En Monywa, las fuerzas de seguridad mataron a un hombre no identificado y a una enfermera de 21 años que recibió un disparo en la cabeza cuando estaba atendiendo a heridos por las balas de los uniformados, indicó el medio Myanmar Now.
Además, al menos dos personas resultaron heridas debido a una granada lanzada supuestamente por las fuerzas de seguridad en Rangún, la mayor ciudad del país, según el grupo disidente Myanmar Spring Revolution.
ACTO MACABRO
En uno de los actos más macabros de la represión, los soldados dispararon anoche contra un hombre de 40 años en la localidad de Aungmyaythazan, en la región de Mandalay, y lo tiraron a unas barricadas en llamas, donde murió a causa del fuego, según indicaron testigos a Myanmar Now.
Debido a los disparos de los soldados, ningún vecino pudo salir a socorrer a la víctima, Aye Ko, que estaba casado y tenía cuatro hijos.
La junta militar ha cerrado medios y persigue a los periodistas, por lo que la cobertura de las protestas y la represión depende de reporteros que viven en la clandestinidad y testigos que graban y fotografían lo que ocurre en la calle con sus móviles.
INÉDITA CRÍTICA DE JEFES CASTRENSES
Tras la violencia del sábado, los máximos jefes de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y otros once países condenaron a los militares birmanos, que masacraron a los manifestantes mientras celebraban el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile y una cena de gala.
La nota, difundida por el Pentágono y firmada por comandantes militares de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Países Bajos, Japón, Corea del Sur y Australia, entre otros, critica el uso de fuerza letal contra civiles desarmados y afirma que el Ejército birmano ha perdido la "credibilidad".
Se trata de un comunicado muy poco habitual por parte de los jefes militares de esos países, que suelen dejar este tipo de pronunciamientos en manos de los diplomáticos y titulares de la cartera de Exteriores.
Esta condena contrasta con países como China, Rusia, India, Pakistán, Vietnam y Tailandia, que enviaron representantes a Birmania con motivo del Día de las Fuerzas Armadas.
CRÍTICAS A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
El relator especial de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania, Tom Andrews, calificó la represión del sábado de "asesinatos en masa" y criticó a los países que evitan condenar la violencia o la critican sin tomar acciones.
Así, pidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para imponer sanciones que eviten que los militares birmanos sigan beneficiándose de negocios como la explotación de gas y petróleo o puedan comprar armamento.
"Si el Consejo de Seguridad no puede actuar, entonces debería organizarse de manera inmediata una cumbre internacional de emergencia", agregó en un comunicado.
Hasta ahora, China y Rusia han impedido con su derecho de veto que el Consejo de Seguridad condene enérgicamente o tome medidas contra Birmania.
CONFLICTOS CON LAS MINORÍAS ÉTNICAS
Por su parte, la ONG Burma Human Rights Network (BHRN) pidió este domingo un embargo global de armas y zonas de exclusión aérea para Birmania.
La BHRN denunció que el Ejército birmano usó la víspera aviones de combate para bombardear aldeas en zonas controladas por la guerrilla karen como represalia por el apoyo de los grupos de las minorías étnicas al movimiento de desobediencia civil opuesto a la junta militar.
"La comunidad internacional debe responder inmediatamente para frenar esta pesadilla de los birmanos (...) Cada día de inacción por la comunidad internacional llevará a más muertes de civiles. ¿Cuántos más deben morir antes de que veamos acciones concretas?", dijo Kyaw Win, director ejecutivo de la BHRN.
Los militares birmanos justifican el golpe de Estado por un supuesto fraude en las elecciones del pasado noviembre, aunque fueron declaradas legítimas por los observadores internacionales.
Gaspar Ruiz-Canela