Bruselas, 17 oct (EFE).- Indagar en las dimensiones ocultas de la primera publicación del cómic de Blake y Mortimer, hace ahora 75 años, es el objetivo de la exposición "El secreto del pez espada" que acoge Bruselas para tratar de reivindicar esta historieta como precursora de la novela gráfica.
Fue en septiembre de 1946 cuando la historia creada por el escritor belga Edgar Jacobs apareció inicialmente en el primer número de la revista "Tintín" bajo el mismo titulo que da nombre a la exhibición.
Pero la muestra, situada en el Museo del Cómic, en un edificio diseñado por el padre del Art Nouveau Victor Horta, no es un simple relato que trata de celebrar el 75 aniversario de uno de los tantos cómics que alzó a Bélgica como referente del llamando noveno arte, sino que profundiza en los secretos y curiosidades que hizo que el relato de Jacobs sea uno de los más célebres.
Ejemplo de ello es el espacio que muestra al visitante cómo los dibujos de los protagonistas, el eminente científico británico Philip Mortimer, y el capitán Francis Blake, están basados en dos amigos cercanos de Jacobs, mientras que su principal enemigo, el coronel Olrik, guarda una apariencia muy cercana con el propio autor, explica a Efe Daniel Couvreur, comisario de la exposición.
“’El secreto del pez espada’ está relacionado con la personalidad del autor, con sus amigos y su primer trabajo, que era de cantante de ópera”, detalla Couvreur, quien destaca que el primer empleo de Jacobs influyó profundamente tanto en la forma como en el fondo de su obra.
Una de las mayores novedades que trajo Blake y Mortimer cuando irrumpió en el panorama del cómic allá por los años 40 fue el escoger a adultos como protagonistas de una historieta, y no a adolescentes o niños como se hacía hasta el momento, así como dar un rol activo al color en la configuración de la narración.
“Fue el primero en entender cómo los colores eran importantes en los cómics, tal vez porque venía de la ópera, donde allí tenía experiencia con la luz y la importancia del color en la acción, en la tragedia y en la dramaturgia. Y toma los colores para contar más en la historia, no sólo para ilustrarla”, revela Couvreur.
De ahí que en “El secreto del pez espada” cada viñeta esté bañada de colores vivos que, aunque alejados de la realidad (como cielos naranjas o explosiones amarillas), aportan un cariz narrativo muy novedoso para la época.
EL MACHISMO DE LA ÉPOCA
En la exposición hay hueco también para la denuncia social. En 1946 la aparición de mujeres y personajes femeninos fue prohibida en los cómics por ir en contra de la moral y la educación, pudiendo Jacobs colocar tan solo, en las 144 páginas que componen la primera historia, a una pequeña mujer de dos o tres milímetros.
Como reivindicación, la exhibición amplió la figura de la mujer hasta unos 20 centímetros que ahora forma parte de la muestra para que el visitante sea consciente de las rígidas normas machistas que imperaban en la época.
“Si no lo pusiéramos en la exposición en esa escala, nadie vería que solo hay una mujer en la historia”, señala Couvrier quien denuncia que hasta finales de los 60 la presencia de mujeres en los cómics en Bélgica era prácticamente nula.
EL ÉXITO
Pronto el éxito de Blake y Mortimer creció como la espuma, lo que permitió que su historia se desarrollara más allá de la revista "Tintín" y pasara a ser publicado en formato de libro.
“La compañía solo hacía revistas en esa época, y no hacía libros, pero estaba impresionada por el éxito de la aventura en la revista. Y entonces pensaron que al ser tan exitoso sería genial tener un libro de Blake y Mortimer. Crearon una casa de edición para imprimir ese libro, y así ‘El secreto del pez espada’ es también el primer libro de la editorial Éditions du Lombard”, dice el comisario.
Objetos personales de Edgar Jacobs, fotos que inspiraron sus dibujos e incluso la primera maqueta que se hizo del pez espada, ya que al artista le gustaba inspirarse en objetos reales para llevar a cabo su trabajo, completan esta exposición que podrá visitarse hasta el próximo 16 de abril.
Jorge Ocaña