Puerto Lempira (Honduras), 15 nov (EFE).- Buzos discapacitados por la captura de langosta en las profundidades del Caribe de Honduras claman por ayuda para seguir sobreviviendo y que el Estado cumpla con el reciente fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que ordenó una serie de reparaciones económicas.
"Tengo dolor de cabeza, calentura, todo mi cuerpo está cansado, no puedo caminar, ni levantarme, no hay quien pueda ayudarme", relató a Efe postrado en una cama Flaviano Martínez, un indígena miskito que quedó discapacitado hace 17 años.
Martínez, de 53 años, es uno de los 42 miskitos hondureños que se dedicaban a la pesca de buceo y que en 2003 denunciaron a nivel internacional violaciones a los derechos humanos.
ESPERANDO LA MUERTE
La denuncia fue hecha ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que el 24 de mayo de 2019 presentó el caso a la Corte IDH y por el cual el 14 de octubre pasado condenó a Honduras por diversas violaciones a los derechos humanos de los 42 indígenas.
Haciendo un esfuerzo para hablar y mover sus manos, acompañado de su mujer, Sonia Flores, quien le da de comer en la boca como si fuera un niño, Martínez indicó que lleva dos semanas en cama y que espera "la muerte" porque no puede retener los alimentos.
Agregó que no tiene familiares en Puerto Lempira, cabecera (capital) del departamento de Gracias a Dios, en el Caribe de Honduras, y que su única compañía es su mujer, quien "no puede trabajar porque me está cuidando".
La mayoría de los habitantes de seis municipios de Gracias a Dios, incluido Puerto Lempira, se dedican a la captura de langosta para empresas privadas, sumergiéndose en las profundidades del mar sin toda la protección debida, según sus denuncias.
ABANDONADOS AL QUEDAR LISIADOS
El presidente de la Asociación de Miskitos Hondureños de Buzos Lisiados (Amhbli), Erasmo Granuel Díaz, de 55 años, dijo a Efe que la situación de los que han sufrido severos daños por la sumersión "es muy difícil" porque no pueden trabajar y han sido "olvidados por el Estado".
Agregó que "cuando los buzos quedan afectados por su actividad, los dueños de botes o empresas para las que trabajan los dejan abandonados", y que el Estado debería "castigar con una ley fuerte a las empresas privadas" que no protegen a los pescadores, que terminan siendo "una carga social para sus familias".
El alto directivo de la Amhbli afirmó que después de doce años capturando langosta, a los 29 quedó lisiado parcialmente, y que desde a finales del siglo pasado y lo que va del presente, se han registrado 635 buzos muertos.
La Amhbli tiene registrados actualmente 1.685 buzos afectados por la pesca de langosta, pero hay comunidades de las que no se sabe cuántos están lisiados o han muerto en Gracias a Dios, una región pantanosa a la que solamente se puede acceder por vía aérea o navegando por mar o los ríos que la cruzan.
SIN RESPUESTA PARA FAMILIARES DE DISCAPACITADOS
Erasmo expresó que recién ha conocido del fallo de la Corte IDH del 14 de octubre pasado, que condenó a Honduras por diversas violaciones a los derechos humanos de 42 indígenas miskitos que se dedicaban a la pesca de buceo y sus familias, un caso por el cual, además, avaló un acuerdo de solución amistosa entre el Estado y las víctimas.
Al respecto, dijo que "todavía no estamos muy claros, porque no hemos visto nada, no hay cosas reales, ha habido compromisos y no se está cumpliendo ninguno".
La Corte IDH también ordenó otras acciones que debe ejecutar el Estado, como dar becas educativas, viviendas, proyectos económicos y la realización de un documental acerca de los buzos miskitos.
La coordinadora técnica de la Amhbli, Yolenia Beneth, indicó a Efe que hay buzos discapacitados que han quedado "en silla de ruedas y otros usan pañales permanentemente".
Añadió que los buzos necesitan atención médica del Estado y que muchos se inician en la pesca artesanal a los 14 años y poco tiempo después comienzan a sumergirse en el mar a capturar langosta, "obligados por la pobreza".
Hasta ahora, la Amhbli en Puerto Lempira solo está recibiendo el apoyo de la agencia irlandesa humanitaria y de desarrollo GOAL, fundada en 1977, dijo Beneth, quien perdió a su padre y a uno de sus tres hermanos por los daños que les dejó el buceo sin la protección requerida, mientras que tres siguen en esa actividad.
Germán Reyes