Siempre se ha dicho que “el amor entra por la cocina” en referencia a la conquista de un enamorado con una rica receta. Lo que pocos destacan es que, si esos platillos se preparan con ingredientes saludables, no solo se ganará el corazón del ser querido, sino que juntos emprenderán una aventura enfocada en el cambio de alimentación para fortalecer su calidad de vida.
En el artículo titulado “Aliméntese mejor, tenga una vida más larga”, publicado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en 2017, el Dr. Robert Shmerling, advierte que en los Estados Unidos más de 4,000 muertes se pueden prevenir anualmente solo con modificaciones en el estilo de alimentación.
Shmerling, quien también es editor de Harvard Health, la publicación oficial de la facultad, explica que esto se logra “mejorando su dieta” y para ello aconseja empezar por evitar alternativas fritas, sal y azúcar, además de preferir alimentos más nutritivos.
Los expertos coinciden en que “limpiar la cocina” no es una tarea que se logra de la noche a la mañana. Sin embargo, aprender a “comer limpio” es una misión adaptable que servirá para siempre.
Cualquier detalle que se aprenda en un plan de alimentación sana, aportará valiosas estrategias para continuar el camino de un nuevo estilo de vida.
Es fácil hacer recomendaciones sobre cómo mejorar las opciones dietéticas, pero hacer un cambio duradero es lo más duro, reconoce el Dr. Shmerling.
“La fuerza de voluntad y el compromiso a menudo no son suficientes. Solo pregúntele a cualquier persona que se haya sentido frustrada por los esfuerzos repetidos e infructuosos para perder peso, disminuir la presión arterial o reducir el colesterol al comenzar una nueva dieta”, describe como ejemplo.
Y ¿cómo se logra comer saludable o “limpio” sin hacer dietas estrictas que torturen?
La Asociación Estadounidense del Corazón, en su portal heart.org comparte las pautas para hacerlo:
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En primer lugar, advierten que una dieta saludable puede ayudar a reducir su riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y muchas otras complicaciones/enfermedades.
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En segundo lugar, aseguran que para comer bien usted no tiene que sentirse en una encrucijada, ni exigirse renunciar a todos los alimentos favoritos.
Y ya enfocándose en cómo comer, limitando aquellos que deben consumirse con cuidado y a los “malos de la lista”, la asociación recomienda:
Incluir: frutas y verduras, granos enteros, frijoles y legumbres, frutos secos y semillas, pescado (preferiblemente aquellos con ácidos grasos omega-3), aves de corral sin piel y proteínas animales magras y aquellas de origen vegetal.
Limitar: bebidas endulzadas, el sodio y los alimentos salados, grasas y colesterol, carbohidratos refinados, alimentos de granos procesados, productos lácteos enteros, aceites tropicales como el de coco y palma, y las carnes rojas con grasas o procesadas (si elige comer carne, solo seleccione cortes magros).
Evitar: Grasas saturadas y aceites parcialmente hidrogenados (se encuentran en algunos alimentos horneados y fritos comercialmente).