Rangún (Birmania), 25 feb (EFE).- Al menos ocho personas han muerto en Birmania (Myanmar), incluidas tres por disparos de la policía, a raíz de la violencia desatada tras el golpe de Estado del 1 de febrero, según contabilizó La Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP)
Hasta ahora el número de muertes oficiales ascendía a las tres personas que fallecieron directamente como consecuencia de la represión policial en las protestas, pero la AAPP contabiliza además el caso de un varón de 26 años, que pereció mientras se encontraba detenido y los de otras cuatro personas que perdieron la vida en enfrentamientos nocturnos entre partidarios de los militares y manifestantes.
La primera víctima, una mujer de 20 años, fue herida por un disparo en la cabeza el 9 de febrero durante una manifestación en Naipyidó y murió 10 días después en el hospital.
Dos varones, uno de ellos de 16 años, perecieron el 20 de febrero a causa de las heridas de bala procedentes de las autoridades mientras se manifestaban contra el levantamiento militar en Mandalay.
Otro manifestante, de 26 años, murió el 24 de febrero al no recibir tratamiento médico por el impacto de una bala en la rodilla y tras haber sido detenido por las autoridades durante una protesta en la ciudad de Mandalay cuatro días antes.
Además otras cuatro personas resultaron muertas, entre el 8 y el 20 de febrero, en enfrentamientos nocturnos entre partidarios de los militares y manifestantes que rechazan la asonada, ya sea por palizas, atropellados o con armas.
Desde el golpe de Estado, miles de personas han salido prácticamente a diario a las calels a lo largo del país para exigir a los militares que devuelvan el poder a los políticos electos, además de la liberación de la depuesta líder, Aung San Suu Kyi, y otros detenidos por los militares.
Según AAPP, desde la asonada 728 personas han sido arrestadas, incluidas 62 que más tarde fueron liberadas.
La respuesta policial ha generado una ola de condenas internacionales incluidas las del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, la Unión Europea y los países del G7.
El Ejército justificó la toma de poder por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, donde observadores internacionales no detectaron ningún amaño, en los que arrasó la Liga Nacional para la Democracia, el partido liderado por Suu Kyi, como ya hiciera en 2015.
A pesar de la celebración de elecciones y del proceso iniciado en 2011 en Birmania hacia una "democracia disciplinada", como la denomina el Ejército -que gobernó el país con puño de hierro de 1962 a 2011-, el mando castrense mantenía todavía un amplio control sobre los aspectos políticos y económicos del país.