Santiago de Chile, 4 nov (EFE).- La tensión en el sur de Chile crece tras la muerte el miércoles de un mapuche en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, un incidente que despertó un aluvión de críticas contra la militarización de la zona decretada a mediados de octubre por el presidente chileno, Sebastián Piñera, y en la que el mandatario insistió este jueves.
En una esperada rueda de prensa en La Moneda, sede presidencial, el mandatario respaldó a las fuerzas del orden y aseguró que el miércoles "Chile fue víctima de un grupo terrorista".
Dos patrullas fueron atacadas por encapuchados con armas de fuego en una carretera en la comuna de Cañete (630 kilómetros al sur de Santiago) y durante el intercambio de disparos un indígena resultó muerto y hubo tres heridos y dos detenidos, según la información oficial.
La Fiscalía tuvo que salir este jueves a aclarar que los choques dejaron solo una persona fallecida y que la otra que el Gobierno dio por muerta la víspera se encuentra "en estado grave".
Arauco, donde ocurrieron los hechos, y otras tres provincias (la vecina Biobío y Malleco y Cautín, en La Araucanía) se encuentran bajo estado de excepción desde el pasado 12 de octubre y hasta el 11 de noviembre, lo que en la práctica implica la militarización.
El sur de Chile ha experimentado en el último tiempo una ola de violencia y muchos de esos episodios se enmarcan en el conflicto mapuche, que enfrenta al Estado chileno y al principal grupo indígena del país por las tierras que estos últimos habitaron durante siglos y que ahora pertenecen en su mayoría a grandes empresas agrícolas y forestales.
ESTADO DE EXCEPCIÓN, EN EL AIRE
"Estos graves hechos (los del miércoles), sumado a publicaciones de grupos terroristas fuertemente armados, que amenazan a nuestra sociedad (...), no hacen más que ratificar la necesidad de mantener este estado de emergencia constitucional", indicó Piñera, junto a sus ministros de Interior y Defensa.
El gobernante hacía referencia así a un video publicado en redes en el que medio centenar de encapuchados armados de la organización Weichan Auka Mapu califican a las fuerzas de seguridad de "perros guardianes de los ricos" y los amenazaron con combatirlos "con armas" si no abandonan el territorio.
"La responsabilidad por las pérdidas de vidas y los heridos tanto de civiles como de uniformados (...) recae en organizaciones de crimen organizado, narcotráfico y terrorismo", agregó Piñera, quien este miércoles oficializó su petición al Parlamento para extender hasta el 25 de noviembre la militarización.
La medida, solicitada por los sectores más conservadores y que ya fue prorrogada una vez por Piñera pero que para una segunda extensión necesita la aprobación parlamentaria, ha sido criticada desde el principio por organizaciones indígenas y por la oposición, que sostienen que es una forma de tensionar todavía más el enconado conflicto.
Diversos diputados opositores ya anunciaron este miércoles que votarán en contra de la prórroga, por lo que su recorrido parlamentario se antoja incierto.
"La violencia trae más violencia y solo el diálogo nos puede llevar a una solución. No a la militarización", pidió el diputado y candidato presidencial Gabriel Boric, del bloque izquierdista Apruebo Dignidad (Frente Amplio y Partido Comunista).
Un grupo de convencionales, entre los que estaban los 17 representantes de los pueblos indígenas que integran el órgano que redacta la nueva Constitución, marcharon este miércoles hasta La Moneda para pedirle a Piñera el fin del estado de excepción.
"La militarización no es el camino. Es tiempo de construir política con altura histórica. En la convención trabajamos para ello, es urgente que esto irradie y gestemos amplios diálogos plurinacionales con respeto a los derechos humanos", pidió la víspera Elisa Loncón, la académica mapuche que preside el órgano.