Róterdam (Países Bajos), 2 nov (EFE).- Un depósito de arte suele ser un edificio antiestético, aburrido, que cumple la sola función de mantener a buen recaudo las piezas, pero el Depot Boijmans Van Beuningen en Róterdam reúne diseño, arquitectura y ecología, una fortaleza cultural y artística siempre abierta al público.
Este martes, Efe ha podido recorrer sus seis plantas, hasta la azotea, donde se sitúa el que será uno de los restaurantes más anhelados de los Países Bajos, por sus vistas y sus platos. El viernes lo inaugura el rey Guillermo Alejandro y el sábado abre por fin sus puertas al público, después de cuatro años y medio de construcción.
El arquitecto neerlandés Winy Maas, fundador de la agencia MVRDV, está detrás del diseño. “¿Cómo hacer algo que guste a todo el mundo? En medio de la ciudad, pones esta embarcación, como un barco, que prácticamente no toca el suelo, que quiere crear espacio para el agua por debajo. Además, es un edificio nacido del cambio climático”, describe a Efe.
Los depósitos se alquilan fuera de la ciudad o están en el sótano de los museos, pero las inundaciones hacen que esta opción ya no sea viable, y más con el calentamiento global y en un país donde un tercio del territorio está situado por debajo del nivel del mar.
La colección del Boijmans tiene más de 151.000 objetos, con más de 63.000 pinturas, fotografías, películas, artículos preindustriales y de diseño, obras de arte contemporáneo, esculturas y 88.000 grabados y dibujos, piezas que en total recorren siete siglos de historia de arte occidental, desde el año 1400 hasta el presente.
Las obras se almacenan, organizan y exhiben en base a su tamaño y requisitos climáticos, en lugar de por movimiento, época o creador: hay cinco zonas climáticas diferentes, adecuadas a materiales como el metal, plástico, papel y fotografía en color o blanco y negro.
La idea es mostrar de manera “transparente” cómo se cuida la colección, por lo que se eligió una forma redonda para que atraiga igual por todos sus lados.
Dentro, la geometría de un ir y venir de ascensores no tiene nada que envidiar a los mundos imaginarios del artista neerlandés M.C. Escher.
Las escaleras entrecruzan seis pisos de estudios de restauración, una sala de cine, dos pequeñas cabinas, dos salas de estudio y dos espacios de galería para exposiciones, aunque la mayor parte la ocupan los veinte compartimentos de almacenamiento.
“Es un paso valiente el que puedas mostrar y visitar todas las piezas de arte. Es una especie de dominio público que se quiere mostrar y la pregunta es cómo hacerlo. Es valiente poner una instalación pública, un depósito, en medio de la ciudad y no en la periferia”, añade Maas.
Cuando MVRDV planteó la arquitectura que acoge el depósito, el plan se entendió como atractivo y ambicioso, pero hoy que está ya en pie el edificio, en forma de ensaladera o maceta de vidrio, es un orgullo para Róterdam. Se le ha comparado con un cuenco, un huevo o una nave espacial recién aterrizada en el corazón de la ciudad.
Su fachada, convexa y un tanto deformada, está bañada en 6.609 metros cuadrados o 1.664 paneles gigantes de espejos, que reflejan Róterdam y a los que caminan por ella.
La azotea, a unos 35 metros de altura, acoge un bosque de 75 abedules plantados entre pastos y pinos, que el visitante atraviesa de camino a los miradores.
El techo ayuda a retener el agua y promueve la biodiversidad: los árboles para este proyecto se prepararon para su nuevo hogar en un vivero durante tres años y, como sus raíces están interconectadas, pueden soportar un clima tormentoso incluso a esas alturas.
Los espejos ayudan a fusionar el Depot con su entorno, un parque verde donde muchos van a correr, a practicar con su monopatín, a bailar o a pasar el rato tummbados en el suelo, aunque en estos días el edificio se mimetiza con la lluvia y las nubes oscuras presentes en esta ciudad, conocida especialmente por albergar el puerto más grande de Europa.
Además de ser un depósito abierto al público, este edificio también tiene una “función comercial”, puesto que alquila espacios de almacenamiento de arte (metros cuadrados, estantes individuales o enteros) a coleccionistas privados o para colecciones corporativas de bancos y empresas. Los inquilinos pueden abrir sus depósitos al público.
La idea del Depot surgió en 2004, los primeros bocetos se hicieron en 2007 y se tardó una década en empezar a construir. El propio Museo Boijmans Van Beuningen también está en plenas obras de renovación y se espera que abra sus puertas en 2028.
Por Imane Rachidi