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Salud

Disparidades de salud en la población latina

por Dr. Diego Chaves-Gnecco, MD, MPH, FAAP (diego.chaves-gnecco@chp.edu)


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Abril es el Mes Nacional de la Salud de las Minorías y en esta edición hablaremos sobre las disparidades en la población hispana/latina, un grupo que según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), tiene menos acceso a seguros médicos. 

En 2009, la cobertura de seguro de salud privado entre los latinos menores de 65 años fue de tan solo el 37.3%, en comparación con el 73.3% para los blancos no latinos y el 63.3% para la población general. Entre los subgrupos latinos, los mexicanos tuvieron menos probabilidad de contar con seguro (34.7%), frente a los cubanos con una mayor probabilidad (54.3%). 

Debido a esto, los latinos dependemos en mayor proporción de clínicas gratuitas. Igualmente debido a esa carencia, muchas veces esperamos hasta el último momento cuando ya es inevitable ir al doctor. 

Al demorar la consulta o el no hacer uso de servicios preventivos como las vacunas y los chequeos anuales generales puede resultar en el tratamiento de condiciones graves, las cuales pueden ser más difíciles de tratar y/o costosas.   

Otra diferencia se relaciona con las tasas de embarazos y nacimientos en adolescentes latinas que son tres veces más altas en comparación con sus pares blancas. A esta edad, los embarazos tienden a ser de alto riesgo además de que se vinculan a altas tasas de deserción escolar porque es más difícil que una adolescente embarazada termine la secundaria o vaya a la universidad.

En cuanto a enfermedades infecciosas durante la pandemia, los latinos tuvimos tres veces un riesgo mayor de contraer el Covid-19 en comparación con los no latinos, y la posibilidad de mortalidad por esta enfermedad fue el doble en los hispanos que en los no latinos. 

Igualmente tenemos un porcentaje más alto en comparación con otros grupos raciales y étnicos (29%) del total de casos de tuberculosis (TB) en los Estados Unidos. 

La tasa de prevalencia de clamidia, enfermedad de transmisión sexual en los latinos (473.2) fue tres veces más alta que la de los blancos (162.3) en 2007. 

Como comunidad nos vemos afectados en forma desproporcionada por el VIH/Sida. La tasa general de prevalencia de los latinos (585 casos por cada 100,000 personas) fue casi tres veces más alta que la tasa de los blancos (224 casos por cada 100,000 personas). 

En 2007, la tasa de mortalidad por VIH/Sida fue del 4.1 por cada 100,000 personas para todos los latinos, más de 2.75 veces la tasa de los blancos no latinos (1.5 por cada 100,000). 

Respecto a las tasas de inmunizaciones en nuestras comunidades, en 2009, la cobertura de vacunación contra la influenza en los adultos de 18 años o más fue de 53.7% para los blancos no latinos y 40.3% para los latinos. En 2009, la diferencia en la cobertura de vacunación antineumocócica (vacunación contra la neumonía) entre los adultos fue aún mayor, con 64.8% para los blancos no latinos y 40.1% para los latinos. El no tener estas vacunas puede resultar en proporciones altas de influenza y neumonía en nuestras comunidades.

Existen también otras enfermedades que suelen ser más prevalentes como la diabetes. 

En 2007, la tasa de mortalidad por diabetes en latinos (28.9 por cada 100,000 personas) fue casi 1.5 veces más alta que la de los blancos no latinos (19.8). En 2009, entre los latinos, los hombres puertorriqueños tuvieron el porcentaje más alto de diabetes diagnosticada (11.2%) y las mujeres cubanas el más bajo (4.8%). 

La diabetes frecuentemente se asocia al sobrepeso, la obesidad, los malos hábitos alimenticios y la carencia de actividad física. Del 2005 al 2008, en los hombres de 20 a 74 años, los mexicoamericanos tuvieron la prevalencia más alta de sobrepeso (79.2%) en comparación con los hombres blancos no latinos (72.9% con sobrepeso) o los hombres negros no latinos (71.8% con sobrepeso). 

¿Qué podemos hacer?

A pesar de que los números anteriores son preocupantes es mucho lo que como comunidades y a nivel familiar e individual podemos hacer. El mantener hábitos saludables, el comer alimentos nutritivos, bajos en calorías y grasas, aumentar el consumo de frutas y verduras, el mantenernos activos, el conservar nuestros valores familiares, hablar con nuestros hijos y el asistir con frecuencia (al menos una vez al año) para chequeos preventivos con el doctor en centros médicos federales o gratuitos pueden cambiar muchos de estos números.

 

FOTO: rawpixel.com

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