Asunción, 5 mar (EFE).- Los violentos incidentes en la manifestación contra el Gobierno de Mario Abdo Benítez por su gestión de la pandemia, que dejaron una veintena de heridos durante la tarde noche del viernes en Asunción, han dado a la oposición razones para impulsar un juicio político contra el mandatario del conservador Partido Colorado.
Tras conocerse las consecuencias de los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas del orden, portavoces de distintas formaciones, desde el opositor Partido Liberal hasta Honor Colorado, la facción interna del Partido Colorado liderada por el expresidente Horacio Cartes (2013-2018), expresaron su intención de sacar adelante o estudiar, en el caso de los más cautos, la posibilidad de echar al presidente.
Abdo Benítez ya estuvo cerca del juicio político en agosto de 2019, cuando apenas llevaba un año al frente del país, por un acta secreta con Brasil de compra de energía a la represa de Itaipú, compartida por ambos países, aunque logró salvarse gracias al apoyo de Cartes, su rival interno.
Más de un año después el presidente acumula críticas por su gestión de la pandemia, canalizada este viernes en una manifestación ciudadana frente al Congreso en protesta por la falta de insumos en la red pública.
El mensaje la tarde del viernes en el microcentro de Asunción, con centenares de personas reunidas, era claro: ¡Fuera Marito!, como se conoce popularmente al mandatario.
La ciudadanía no se contentó con la renuncia del ya exministro de Salud Julio Mazzoleni la mañana del viernes, y salió a pedir la destitución de todo el Gabinete, empezando por el presidente y el vicepresidente, Hugo Velázquez.
DE LOS CÁNTICOS A LAS PEDRADAS
La convocatoria ciudadana se inició de forma pacífica sobre las 18.00 hora local, con un gran número de manifestantes jóvenes, todos con sus banderas nacionales y sus pancartas de protesta frente al Congreso.
A medida que fue cayendo la noche, el ambiente pacífico que había reinado hasta entonces se vio enrarecido por la presencia de algunos ciudadanos que encendieron hogueras y bengalas, cada vez más cerca de una de las principales barreras policiales, tras la que también estaban ubicados los antidisturbios, las fuerzas especiales y los carros hidrantes.
Ese grupo de manifestantes comenzó a lanzar piedras y objetos contra las fuerzas de seguridad, que tras varios minutos respondieron a los ataques con lanzamiento de gases y balines de goma.
La multitud se dispersó en distintas direcciones y se formaron barricadas y hogueras en distintos puntos del microcentro de Asunción, a varias cuadras de distancia del lugar de la manifestación.
La más conflictiva fue la que se organizó frente al Ministerio de Hacienda, muy cerca de la Comandancia de la Policía Nacional.
A pesar del importante número de policías que había en la zona, los uniformados, muchos de ellos sin casco ni chaleco antibalas, se vieron superados por los manifestantes y terminaron enfrentándose a ellos a pedradas.
La superioridad de los ciudadanos obligó a los policías a sacar pañuelos blancos para pedir una tregua a los manifestantes y acceder a su petición de volver frente al Congreso para iniciar una vigilia hasta que dimita Abdo Benítez.
REUNIÓN DEL ANILLO PRESIDENCIAL
Mientras el centro de Asunción ardía, Abdo Benítez se reunió con su entorno más próximo en la residencia presidencial de Mburuvicha Roga, y se espera algún pronunciamiento por parte del Gobierno durante la mañana del sábado.
De momento, la única fuente del Ejecutivo que se ha pronunciado al respecto ha sido el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, quien aseguró que la policía iba sin armas de fuego y añadió que no se descarta la presencia de barras bravas que iniciaran la violencia.
Giuzzio dijo también haber estado en comunicación permanente con Abdo Benítez, quien se encontraba preocupado por la situación, según sus palabras.
La protesta ciudadana de este viernes sigue a la de los gremios de docentes y enfermeros que esta semana se salieron a manifestarse en contra del Gobierno, los primeros por la vuelta a las clases en plena escalada de contagios y los segundos por la falta de medicamentos en los hospitales.