París, 21 nov (EFE).- Con la pandemia no solo las terrazas de París quedaron vacías; también lo hicieron los cabarés, uno de los atractivos de la ciudad -para turistas y franceses-, como el Crazy Horse, que ha reabierto con un cambio de imagen tras 18 meses cerrado al público.
La directora general de creación del cabaré, Andrée Deissenberg, confiesa entre bambalinas que el lema ha sido el mismo del celebre Gatopardo, la novela de Tomasi di Lampedusa: cambiarlo todo para que nada cambie.
Porque en esencia el Crazy Horse sigue anclado en los valores que le han dado una fama mundial en sus 70 años de vida: carta blanca a la creatividad y la sensualidad sin perder la conexión con la actualidad y el público para despertar risas e incluso alguna lágrima de emoción.
Dice Deissenberg que estos 18 meses de cierre se le han pasado muy rápido porque había mucho que hacer. De hecho, esta es la primera reforma íntegra del cabaré desde su apertura en 1951: la sala ha quedado más aireada, aunque mantiene el aspecto íntimo e intimista, con la inclusión de unos sillones con forma de labios, un guiño a Salvador Dalí, quien fuera uno de sus fieles clientes.
Los labios que hasta 2020 decoraban la fachada con rojo, ahora son una silueta de neón que acompaña una entrada más minimalista y parisina, inspirada en los años 1930.
El arquitecto de la remodelación, Benoît Dupuis, explica que la consigna que recibió a la hora de iniciar las obras fue que el lugar fuera "instagrameable, guardando la memoria del sitio y sin caer en la vulgaridad".
Una idea de viralidad en redes que retoma la directora asumiendo que es una forma de impulsar el marketing de la marca Crazy Horse, por cuyo escenario han pasado bailarinas como Dita Von Teese y la modelo Pamela Anderson, entre otras muchas.
Sus nombres, así como el de todas sus bailarinas desde 1951, junto al de celebridades que ha frecuentado el cabaré (Alain Delon, Beyoncé o Mick Jagger, entre otros muchos), han quedado incluidos en un muro que rodea el escenario de seis metros de largo y tan solo dos de alto, como si fuera la pantalla de un teléfono.
"Hemos puesto en valor la herencia artística y cultural de la casa, hay proyecciones de Marcel Duchamp, Salvador Dalí, y en la entrada hemos hecho un muro de pechos basándonos en la escultura que César hizo moldeando el pecho de una de nuestras bailarinas, hoy expuesto en la Fundación Azzedine Alaïa", explica Deissenberg a Efe.
"MISS ASTRA"
El nuevo espectáculo recoge una veintena de creaciones que retoman los bailes y canciones más conocidas del cabaré junto a nuevas introducciones, y algunas variedades como claqué y danza contemporánea, con una puesta en escena dirigida por Stéphane Jarny.
Los nombres dan una pista de la voluntad de aprovechar la actualidad para sacar una risa a los espectadores, como el nuevo personaje "Miss Astra", de apellido "Zeneca".
De momento, el nuevo Crazy Horse, que reabrió a finales de octubre pero no ha presentado su último espectáculo, "Totally Crazy", hasta esta semana, atrae a un número mayoritario de franceses, aunque ya se escuchan entre el público alemanes, hispanos y estadounidenses.
Deissenberg espera que los curiosos y turistas vayan recuperando las ganas de reencontrarse en este espacio cerrado en torno a una copa de champán y probar también el nuevo bar o el espacio VIP que han construido dentro de la sala.
"Esperamos que la gente tenga ganas de ver cosas bonitas, de tocarse y de tomar una copa juntos en lugar de estar encerrados en casa", dice la directora, para quien el nuevo pero aún tradicional Crazy Horse es más "femenino, divertido y sensual".
María D. Valderrama