Teherán, 9 nov (EFE).- Poco después de amanecer un grupo de personas hace cola en una calle como otra cualquiera de Teherán. En este callejón, sin embargo, vive desde hace décadas el expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad y esas personas vienen en busca de su ayuda.
En Occidente, Ahmadineyad es recordado por su negación del holocausto judío, su deseo de aniquilar a Israel, el impulso del programa nuclear iraní o el retroceso de las libertades en su país.
Pero para algunos iraníes que necesitan dinero o un trabajo, el presidente de Irán entre 2005 y 2013 es su último recurso.
DIFICULTADES ECONÓMICAS
"Tengo problemas económicos. Escuché que él (Ahmadineyad) ayuda a la gente y por eso he venido", dice a Efe Maryam Ebrahimi, una residente de Teherán de 44 años.
Ebrahimi necesita dinero para cuidar de su hermana enferma ante la falta de seguro médico para hacer frente a los gastos sanitarios.
Otra mujer, Mahtab Jodamí, viene a pedir ayuda por la situación de su marido, un veterano de la guerra de Irak cuyas secuelas tras sobrevivir a un ataque químico le impiden trabajar.
"Ahmadineyad comprendía a la gente durante su presidencia. He venido para que me ayude a buscar trabajo, o a mis hijos", explica a Efe Jodamí, de 50 años.
Ali Afshar, un joven de 26 años, quiere trabajar en una empresa del gobierno, y ha escuchado que para ello necesita un contacto.
"He escrito una carta para el señor (Ahmadineyad) a ver si me pone en contacto con la empresa", dice.
Ahmadineyad escucha con atención a las personas que vienen a verle a pie de calle, con una barrera que le separa de los visitantes, una medida que se tomó con la llegada del coronavirus.
El ultraconservador toma notas de lo que le dicen, conversa con los visitantes y da indicaciones a su personal acerca de cada caso.
"La gente viene ¿qué voy a hacer?", dice a Efe el político.
"Intentamos arreglar los problemas de la gente", afirma.
Ahmadineyad explica que hay personas que les dan fondos para ayudar a estas personas o les ponen en contacto con instituciones que pueden ayudarles.
Este ritual matutino se repite cinco días a la semana y algunas de las personas vienen de fuera de Teherán.
El exmandatario explica que durante su presidencia ya se reunía con ciudadanos para tratar de ayudarles.
La mayoría de los que se acercan a la casa del expresidente necesitan dinero o trabajo, algo que explica la situación del país, según el político.
"Ves la situación de la gente", afirma al tiempo que señala a la cola de unas 20 personas que esperan su turno para explicarle sus problemas y explica que algunos días vienen hasta unos 100 vecinos.
Y es que la economía de Irán no atraviesa sus mejores momentos, golpeada por las sanciones que reimpuso el expresidente estadounidense Donald Trump en 2018 y por la pandemia del coronavirus.
FALTA DE LIBERTAD
El hombre que tras suceder al primer presidente reformista Mohamed Jatamí, quien allá por 1999 trajo aires aperturistas a la República Islámica de Irán, impuso de nuevo políticas ultraconservadoras se lamenta ahora de la falta de libertad.
"La libertad está en la naturaleza de los seres humanos. Cualquier persona en cualquier parte del mundo que sienta que le están imponiendo unas condiciones no estará contenta", dice acerca de la baja participación en las últimas elecciones generales.
Ahmadineyad hace por supuesto referencia al veto para presentarse a las elecciones presidenciales del pasado verano impuesto por el Consejo de Guardianes, órgano que aprueba a los candidatos a los comicios.
En una entrevista con Efe en mayo, el político predijo que la participación sería baja por estos vetosy afirmó que no votaría si era eliminado.
Unas predicciones que se cumplieron con la menor participación de todas las elecciones presidenciales de Irán con un 48 % y que llevaron al poder al actual presidente, Ebrahim Raisí, un triunfo que se daba por hecho debido a que sus contrincantes no suponían una real competencia
En las presidenciales de 2017, el propio líder supremo, Alí Jameneí, le aconsejó no presentarse.
Ahmadineyad afirma que trató de presentarse a las elecciones porque se lo pedía la gente.
Su presidencia fue muy controvertida, tanto en el extranjero como en su país, pero el expresidente sigue teniendo un fuerte apoyo entre las clases populares, que confían en que les puede ayudar en materia financiera, a pesar de que durante su mandato la economía empeoró.
Hijo de un herrero y licenciado en Ingeniería de Transportes y Planificación, Ahmadineyad siempre ha cultivado una imagen de hombre humilde y cercano al pueblo.
Las largas colas frente a su casa alimentan esa idea.
Jaime León