Argel, 21 feb (EFE).- La mujeres, protagonistas del movimiento popular de oposición al régimen militar argelino “Hirak”, se mantienen como una de las principales lanzas del mismo dos años después, convencidas de que no habrá transformación verdadera y democracia plena sin igualdad.
El Hirak estalló el 22 de febrero de 2019 como movimiento de protesta contra la intención del círculo próximo al entonces presidente Abdelaziz Bouteflika de que éste optara a un quinto mandato consecutivo pese a la enfermedad que le incapacitaba desde 2013.
Conseguido ese objetivo en abril, las manifestaciones semanales prosiguieron cada martes y viernes para exigir la caída del régimen militar que domina desde la independencia de Francia en 1962, hasta que las medidas sanitarias para contener la pandemia de la Covid-19 ayudaron a frenar una movilización callejera que se había tratado de reprimir por otros medios.
Entretanto, el régimen celebró elecciones presidenciales en diciembre de 2019 en las que resultó elegido el exprimir ministro Abdelmedjid Tebboune, considerado un hombre del aparato, con la tasa de abstención más alta de la historia de Argelia, superior al 60 %.
Arrinconadas en el espacio familiar, víctimas en muchos casos de la violencia doméstica, alejadas de los puestos de responsabilidad política y empresarial por un techo de cristal con las características de un rascacielos, mujeres como Amel Hadjadj observaron en el “Hirak” la oportunidad dorada para reivindicar la igualdad.
"La mujer tiene el mismo papel que el hombre en el Hirak, luchamos contra el mismo sistema excepto que nuestro combate es una doble pelea. En este sistema hay componentes del patriarcado y una sociedad que discrimina a las mujeres, y contra eso también luchamos", explica Hadjadj, líder de "Carré feministe”, un tentáculo del Hirak.
UN DOBLE COMBATE
Originaria de la ciudad de Constancia, activista desde su adolescencia, Hadjadj recibe a Efe en su casa en la parte alta de la bahía de Argel, siempre bajo la atenta mirada de la Policía secreta, que vigila el movimiento desde sus inicios.
"El combate de la mujer es doble; luchamos por la democracia, pero una democracia sin igualdad y los derechos de la mujer no tiene sentido. Por eso, la participación de la mujer es muy necesaria, sea feminista o no. El objetivo es luchar para el cambio. La democracia no significa nada si declinamos o dejamos derechos de la mujer para más tarde", insiste.
Sin embargo, no todas las mujeres parecen estar en el mismo barco o entienden la lucha de la misma manera, como quedó patente en la manifestación del 8 de marzo de 2019, en pleno Hirak, en el que los eslóganes entraron en conflicto.
Algunas organizaciones instaron a las mujeres a tomar las calles “para apoyar a los hombres”, llamamiento que molestó a las feministas, que insistían en que había que tener una voz propia en el marco del movimiento como ciudadanas “completas que reclaman mismas cosas”.
"Nos quieren solo como una fuerza extra", se queja Hadjadj antes de insistir en que "no salimos a apoyar a los hombres en Hirak, sino porque también somos ciudadanas preocupadas por este sistema. Como feministas, nuestra reflexión era que había llegado el momento de repolitizar el 8 de marzo para devolverle su significado", afirma.
VISTAS COMO INTRUSAS
El interés de las feministas entró enseguida en conflicto con otros de los muchos grupos que integran el Hirak, un movimiento heterogéneo, sin un liderazgo dominante.
Muchos las consideraron “intrusas” y fueron incluso objeto de insultos y agresiones tanto por parte de la policía como de algunos grupos de manifestantes en las marchas que se sucedieron de forma regular desde febrero de 2019 a marzo de 2020.
"Era muy importante para nosotros organizarnos. Nos resistimos a que digan que no es el momento, que no es nuestro lucha. Si hablamos del derecho de los argelinos a un sistema en el que haya igualdad en el trabajo, entre la ciudadanía, no puede ser que se diga que (estas reivindicaciones) choquen con las de las mujeres”, señala Hadjadj.
"Para lograr la igualdad hay que hacer todavía muchas cosas. No podemos participar en las reivindicaciones y al final encontrarnos arrinconadas como ocurrió con las muyahidat (combatientes de la guerra de la independencia)", agregó.
A este respecto, Hadjadj coincide con otras activistas del feminismo argelino en que el Hirak es un movimiento aún muy vivo, en evolución constante, que "sigue buscando su proyecto de sociedad, su mecanismo de cambio”.
“Una revolución no se consigue en un año sino en varios. Claro que ha habido avances, los espacios públicos fueron conquistados por las argelinas. Para el movimiento feminista fue muy importante porque mucha gente se unió a la causa feminista, se interesó en el sufrimiento de las mujeres. Es un logro, un paso adelante que consolidará las luchas por la igualdad", concluyó.
Nacera Ouabou