CLEVELAND, Ohio — El mundo de la música en general, pero especialmente la salsa, se vistió de luto por el fallecimiento de quien en vida fuera “dueño del soneo”, el cantante puertorriqueño Cano Estremera.
Considerado como uno de los veteranos de la salsa boricua fue intérprete de inolvidables éxitos como “La boda de ella”, “El Toro”, “El Caimán”, “Me quedé con las ganas”, “La novia automática”, “Viernes social” y “Si me caso, mejoro”, entre otros.
Carlos Enrique Estremera, mejor conocido como el “Cano”, nació el 2 de septiembre de 1958 en Santurce, Puerto Rico y falleció en la Isla el 28 de octubre de 2020. Tenía 62 años.
En 2018, Estremera recibió un trasplante de pulmones, debido a su condición de fibrosis e hipertensión pulmonar.
No pudo recuperarse totalmente, no volvió a caminar y su salud siguió debilitándose debido a otras afecciones.
En mayo, se recuperaba de una bacteria que afectó varias partes de su organismo. Sin embargo, no se ha revelado la causa exacta de su muerte.
“Mi corazón está destrozado, no tengo consuelo”, fueron las expresiones de su esposa Yamira Arce-Estremera, luego de conocer sobre la muerte del sonero, quien recibió su apelativo debido a una anomalía congénita llamada albinismo.
Inició su carrera como percusionista en distintos grupos musicales aficionados en Barrio Obrero. Luego se unió a la popular Orquesta Mulenze en 1976, que trabajaba directamente con la ya exitosa disquera Fania.
Antes de ser conocido mundialmente como el “Dueño del Soneo” fue bautizado musicalmente como el “Niño de Oro”.
Luego pasaría a trabajar con la orquesta de Bobby Valentín en 1978, en donde se consagró como uno de los principales cantantes de la industria salsera puertorriqueña.
Justamente, su primer sencillo fue la icónica “La boda de ella”.
Su relación artística con Valentín duró hasta el año 1986, cuando decide dar un paso al costado y apostar por una carrera como solista.
El éxito fue inmediato. En 1986 recibió el premio “Paoli” como ‘Cantante de Salsa del Año’, así como el premio “Orgullo del Caserío”, por parte de la Corporación de Renovación Urbana y Vivienda de Puerto Rico.
Tan sólo dos años después, con el álbum “Salvaje”, hizo su debut como productor de sus propios discos.
Su fama como el “Dueño del Soneo” se afianzó en 1990, cuando realizó 105 soneos de corrido sin repetir una sola estrofa. Esto fue durante un concierto en la ciudad de Guánica.
Pero eso no fue todo. Ese mismo año se superó a sí mismo, improvisando 128 soneos en el pueblo de Yabucoa. Y, por si fuera poco, antes de que se acabara ese inolvidable 1990, llegó a 130 durante un espectáculo en la municipalidad de Juana Díaz, ante más de 5,000 asistentes.
Cano paseó su música por toda Latinoamérica, donde lo recuerdan con cariño.
Descanse en paz, sonero.