Ginebra, 21 ene (EFE).- La reunión entre el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y su homólogo estadounidense, Antony Blinken, empezó hoy en Ginebra con el propósito declarado de intentar rebajar la tensión en torno a Ucrania, que Occidente teme sea blanco de una agresión por parte de Rusia.
Tanto el Kremlin como la Casa Blanca han afirmado que en esta reunión de sus más altos representantes de Exteriores se intentará canalizar por la vía diplomática las tensiones actuales.
La reunión se realiza en un céntrico hotel de Ginebra y está prevista que dure unas dos horas, tras lo cual Lavrov y Blinken ofrecerán ruedas de prensa por separado para hacer una lectura propia del resultado obtenido y de los pasos que siguen.
En la víspera, Blinken apostó por insistir en un diálogo con Rusia para superar esta crisis, que involucra a los aliados de Estados Unidos en la OTAN, que ven con gran preocupación las maniobras militares rusas en su frontera con Ucrania.
Muy al inicio de la reunión y después de estrechar la mano de Blinken, Lavrov le comentó que había escuchado sus declaraciones en relación a que no espera avances en esta reunión y le dijo que él no había viajado a Ginebra en pos de avances, sino de recibir respuestas a la propuestas planteadas por Rusia.
Esas respuestas, que ha requerido por escrito, tienen que ver con las garantías vinculantes que pide de que la OTAN no continuará su expansión y que Ucrania nunca podrá integrar esta Alianza.
"Las propuestas son concretas y esperamos también respuestas concretas en línea y en plena consonancia con aquellas obligaciones que fueran adoptadas al más alto nivel en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre los problemas de la seguridad invisible para que ningún país refuerce su seguridad a costa de la seguridad de otro", señaló el ministro ruso.
Agregó que le interesaba mucho escuchar cómo EE. UU. interpreta sus obligaciones en ese sentido.
Esta es la reunión a más alto nivel entre ambos países desde que se profundizó la crisis en torno a Ucrania, con el despliegue de unos 100.000 soldados en la frontera rusa con este país y el anuncio por parte de Moscú de inminentes maniobras militares.