Lod (Israel), 12 may (EFE).- El conflicto entre israelíes y palestinos no se está dando únicamente en la Franja de Gaza y alrededores, sino que se ha extendido a distintas partes de Israel, como en la ciudad mixta de Lod, cuyos ciudadanos judíos y árabes se enfrentan desde hace días en lo que el alcalde describió como una "guerra civil".
Cuando el pasado lunes por la noche la lluvia de cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel, y los posteriores bombardeos de represalia, se llevaban todos los titulares, un nuevo foco de tensión comenzaba a surgir en las ciudades mixtas de Israel.
Cientos de árabes israelíes (autóctonos o descendientes que se quedaron tras la creación del Estado de Israel en 1948) salieron a las calles a reclamar lo mismo que reclamaban los cohetes de Gaza: el fin de la represión en Jerusalén Este ocupado y en especial contra los disturbios en la mezquita de Al Aqsa.
Si bien los enfrentamientos en Jerusalén han aminorado desde entonces, las protestas no han parado de crecer, sobre todo en Lod, donde un manifestante árabe murió el lunes por disparos de un ciudadano judío que intentó evitar que la muchedumbre atacara vehículos y residencias en su calle.
A partir de ese incidente, lo que hasta ahora era una convivencia relativamente cordial ha devenido en una situación de violencia identitaria entre vecinos.
Residentes judíos dijeron que la población árabe atacó anoche sinagogas, vehículos y residencias de su propiedad, mientras que fieles musulmanes denunciaron la quema de sus vehículos y ataques de grupos judíos religiosos, tanto en las calles como dentro de una mezquita.
La ciudad amaneció hoy en estado de emergencia, con cientos de policías enviados como refuerzos desde distintas partes del país, que patrullaban esta tarde sus calles semivacías, en las que se podían ver más restos de autos incendiados que peatones. Desde esta noche y hasta mañana por la mañana regirá además un toque de queda y quedará prohibido el acceso a la ciudad.
Uno de los sitios de reunión hoy fue una escuela judía religiosa incendiada ayer por manifestantes árabes. Uno de los que se acercó fue Yedidya Harris, que anoche, tras la partida de los manifestantes, acudió con cubos de agua para apagar las llamas.
En plena noche, relata, y ante el sonido de alarmas antiaéreas que alertaban sobre el lanzamiento de cohetes de Gaza hacia la ciudad, optó por no llevar a su familia al refugio, dado que se encontraba en la planta baja y los exponía a posible ataques de los manifestantes.
"Nunca me imaginé que mis vecinos intentarían lastimarme. Trabajamos juntos, los ayudo a cargar las compras, esto es una locura", explica a Efe, a metros de una familia judía que abandona su casa portando maletas y que por temor a que la violencia escale.
En la vereda de enfrente, literal y metafóricamente, Rim Aldagmi los mira con desconfianza mientras se acerca a tirar la basura al contenedor de la manzana.
"Nos quisieron linchar. Le preguntaban a la gente en la calle si eran árabes o judíos y si eran árabes les pegaban, mientras la Policía simplemente miraba", denuncia, sobre lo que los residentes judíos describen como una reacción defensiva contra la violencia de las protestas árabes y la inacción de las fuerzas de seguridad.
"Solo queremos que nos dejen tranquilos, que se acabe el racismo", explica Aldagmi, y opina que la actual ola de manifestaciones se debe a que los judíos "quieren quedarse" con Jerusalén, con Lod y otras ciudades mixtas. "Quieren que sea todo solo de ellos", cierra.
Lejos ser un conflicto aislado, y aunque no tengan la magnitud de los cientos de cohetes lanzados por las milicias de Gaza, las protestas y enfrentamientos de Lod y de otras ciudades árabes o mixtas del país, donde flamearon banderas palestinas y que culminaron ayer con 270 arrestados, representan un frente más de la escalada de violencia que vive la región.
Lod se ha convertido en un foco importante de la actual escalada, al ser también ayer objetivo de las milicias palestinas con una ráfaga de cohetes contra la ciudad, que mató a un hombre y su hija de 16 años, ambos árabes israelíes y ajenos a las protestas.
"Hay una serie de eventos que se han alimentado unos a otros", dijo hoy el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que anoche acudió a Lod y que hoy se trasladó a la ciudad mixta árabe-judía de Acre, donde también se registraron incidentes.
"Estamos usando todas nuestras fuerzas para proteger al país de los enemigos en el exterior y de los alborotadores en el interior", agregó.