En medio de la crisis de salud, la reciente formación y desarrollo ciclónico de la tormenta tropical Isaías, ha servido para recordar que la temporada de huracanes en el Atlántico se extiende desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre.
Un hecho importante y ensombrecido por la pandemia, fue un pronóstico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), que predice “la probabilidad de una temporada con un 60% por encima de lo normal y solo un 10% de posibilidades para una temporada por debajo de lo normal”.
El Centro de Predicción Climática de NOAA pronosticó un radio de probabilidad para la formación de 13 a 19 tormentas con nombre (vientos de 39 mph o más), de los cuales 6 a 10 podrían convertirse en huracanes (con vientos sostenidos de 74 mph o más), incluidos 3 a 6 huracanes mayores (categoría 3, 4 o 5; con vientos de 111 mph o más).
NOAA proporciona estos pronósticos con un 70% de confianza.
Una temporada de huracanes promedio puede producir hasta 12 tormentas oficiales, de las cuales seis se convierten en huracanes, incluidos tres de gran magnitud.
Una combinación de varios factores climáticos es lo que produce esta probabilidad de actividad mayor a lo normal en el Atlántico este año.
Según el comunicado emitido por NOAA:
-Se espera que las condiciones de Oscilación del Sur de El Niño (ENSO) permanezcan neutrales o que se inclinen hacia La Niña, lo que significa que no habrá un presente de El Niño para suprimir la actividad de huracanes.
-Las temperaturas de la superficie del mar más cálidas que el promedio en el Océano Atlántico tropical y el Mar Caribe, junto con una cizalladura vertical del viento reducida, vientos alisios tropicales del Atlántico más débiles y un mayor monzón de África occidental, son los factores predominantes que aumentan la probabilidad de huracanes en el Atlántico por encima de lo normal.
De acuerdo al estudio de NOAA, condiciones similares han estado produciendo temporadas más activas desde 1995.