Bangkok, 29 nov (EFE).- Las autoridades de Filipinas anunciaron este lunes la suspensión de la apertura de sus fronteras sin cuarentena a los turistas vacunados contra la covid-19, medida que iba a entrar en vigor el 1 de diciembre, debido a la nueva variante ómicron del coronavirus.
El pasado jueves, el Gobierno filipino indicó en la Gaceta Real, el boletín oficial, que los viajeros vacunados de más de 150 países, incluidos Estados Unidos, Chile, Colombia y España, entre otros, podrían entrar en Filipinas sin necesidad de hacer cuarentena presentando una prueba negativa de la covid-19.
Pocos días más tarde, las autoridades han dado marcha atrás debido a la variante ómicron, detectada originariamente en Sudáfrica y considerada preocupante por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El objetivo del Gobierno era reactivar el turismo, que en 2019 representó el 11 por ciento del PIB y cayó desde los 8,2 millones de visitantes extranjeros ese año a 1,48 millones en 2020.
El domingo, Filipinas también anunció la prohibición de la entrada al país de viajeros extranjeros que en las dos últimas semanas hayan estado en siete países africanos y siete europeos ante la irrupción de la variante ómicron.
Esta "lista roja" de países incluye a Sudáfrica, Botsuana, Namibia, Zimbabue, Lesoto, Suazilandia y Mozambique en el continente africano y a Austria, la República Checa, Hungría, Holanda, Suiza, Bélgica e Italia en Europa.
Los filipinos que hayan viajado a esos países y cuyo acceso al territorio nacional ya hubiera sido aprobado podrán entrar en el país, pero deberán guardar una cuarentena de 14 días en un lugar designado por las autoridades.
El Gobierno filipino sigue así a otros países del Sudeste Asiático, como Singapur, Indonesia y Malasia, que han restringido la entrada en el país a viajeros de países del sur de África, pero se distingue por incluir también a europeos, ya sea porque en esos países se han detectado casos con la variante ómicron o porque la tasa de contagios es especialmente elevada.
Filipinas, que en los últimos meses ha ido relajando las restricciones de movimiento ante el descenso en el número de casos, es el segundo país más afectado por la covid-19 en el Sudeste Asiático, por detrás de Indonesia, con 2,83 millones de contagios y más de 48.000 muertes.