Cheste (Valencia), 15 nov (EFE).- Nada tan escueto como la exclamación ¡Grazie Vale! puede definir y/o resumir lo que el italiano Valentino Rossi ha significado para el campeonato del mundo de motociclismo desde que en 1996 comenzó su carrera deportiva hasta que este segundo domingo de noviembre se subió por última vez a su Yamaha YZR M1 en un circuito de velocidad.
La respuesta de la práctica totalidad de sus rivales, equipos, organización del campeonato y todos en general en el "Ricardo Tormo" de Cheste, demuestra que la figura del campeón italiano trasciende, en muchos aspectos, todas las fronteras.
Sus números, sus victorias o sus títulos mundiales, van a formar parte para siempre de las estadísticas del campeonato del mundo, pero quizás lo más valioso que ha aportado Valentino Rossi al deporte de las dos ruedas ha sido su carisma, sus peculiares formas de celebrar las victorias y su extrovertido talante, que le ha permitido granjearse el cariño de millones de aficionados en todo el mundo.
Por cualquier país del mundo, por cualquier circuito del orbe en el que haya estado el campeonato del mundo desde 1996, siempre se ha podido ver la "Tribuna Gialla", una tribuna rendida a su ídolo y organizada con pasión, cuidada con brío y esmero por un presidente, Flavio Fratesi, rendido a la imagen del piloto, y un vicepresidente y padre de su mejor amigo Uccio, Rino Salucci, siempre volcados en "pergeñar" las mejores celebraciones para las victorias y títulos de su campeón.
Una tribuna siempre teñida de amarillo que ha caracterizado y seguido allende las fronteras la carrera de Valentino Rossi y que ha enfervorizado durante décadas a quienes disfrutaron de las carreras de "Il Dottore" durante todo ese tiempo.
Aunque pueda sonar banal, lo cierto es que la figura de Valentino Rossi ha trascendido mucho más allá de sus propios resultados y eso sólo puede significar una cosa y es que el joven de melena larga y rubia que comenzó a dar sus pasos en el campeonato del mundo de motociclismo, de manera indolente e insolente, ha calado en el corazón de millones de aficionados que, gracias él, hicieron crecer las audiencias, las taquillas de los circuitos y, en general, la pasión por el motociclismo.
Nadie duda, además, de que la figura de Valentino Rossi, su color amarillo, su "Tribuna Gialla" continuará presente en el mundial de motociclismo mucho más allá de su retirada, y raro resultará ver el comienzo del 2022 sin la figura de Valentino Rossi, sin su dorsal 46 sobre la moto en pista cuando se enciendan las luces del circuito de Catar, escenario habitual del comienzo de la temporada.
"The Doctor" se ha retirado de la competición pero su imagen, sus hitos deportivos, su talante y empatía con todo el mundo, perdurarán en el tiempo y quizás, seguro, nunca más habrá otro piloto capaz de generar toda la energía que Valentino Rossi ha sido capaz de insuflar al motociclismo mundial.
Juan Antonio Lladós