Valladolid, 25 oct (EFE).- El realizador francés Robert Guédiguian, más de cuatro décadas de una filmografía de marcado acento social y compromiso sociopolítico, ha invitado a los países europeos a leer en los "errores y horrores" del pasado colonial para no repetir lacras como la estigmatización del fenómeno migrante.
"Tenemos que hablar de este tema en Francia y en Europa. Miremos la cuestión de la inmigración vinculada a nuestra historia, a nuestros errores y horrores del colonialismo", ha explicado este lunes Guédiguian (Marsella, Francia, 1953) durante una rueda de prensa celebrada después de estrenar en el festival de cine de Valladolid "Mali Twist", su último trabajo.
El cineasta francés se ha mostrado muy crítico contra las corrientes que en Europa repudian la inmigración procedentes de países menos desarrollados por razones sociales y económicas, pero también de índole político con un origen que, entre otros ámbitos, ha situado en el colonialismo, como sugiere en "Mali Twist".
"Hay que combatir en Europa ese regreso loco, intelectual y fascista" que, en su opinión, existe en Europa ante la realidad social de la migración, por lo que ha propuesto una visita al pasado para comprender lo que considera un error: "hay que entender la historia y ser pedagogos con la población".
El que no conoce "no lo entiende y está condenado a volver a vivirlo y yo no quiero vivir lo que ocurrió en la Francia de los años treinta y cuarenta (del siglo XX) porque, en ese caso, me iría del país o más bien cogería las armas", ha subrayado para dotar de mayor énfasis a su reflexión.
Después de "Gloria Mundi" (2019), Robert Guédiguian ambienta en "Mali Twist" las dificultades por la que atravesó Mali a partir de 1960, recién independizada de Francia, para lograr una estabilidad social y económica con el nuevo presidente del Gobierno, Modibo Keita.
Presta cuerpo al filme una historia de amor imposible entre dos jóvenes nativos: ella oprimida por la fuerza de las tradiciones del país que somete a la mujer y él como colaborador de un nuevo régimen que busca paz, justicia y futuro para la población.
Ambos simbolizan el sueño frustrado de un país que no pudo prosperar entre el rigor de la religión y costumbres ancestrales, por una parte, y los parásitos del sistema productivo por otra.
Robert Guédiguian, con "La ville est tranquille" ganó exaequo la Espiga de Oro del festival de cine de Valladolid en 2000, un año después de que la organización dedicara un ciclo a su filmografía.
Volvió a visitar más veces la Seminci: en 2001 para inaugurar con "Marie-Jo y sus dos amores"; presidir el jurado internacional (2004); y competir con "El ejército del crimen" (2009); con "Las nieves del Kilimanjaro" (2011), Espiga de Plata de esa edición; y "Une histoire de fou" (2015). EFE