Puerto Príncipe, 3 nov (EFE).- El mayor conglomerado de bandas armadas de Haití, G9 Fanmi e Alye, reiteró este miércoles su pedido de dimisión del primer ministro, Ariel Henry, y amenazó con desalojarlo del poder "a costa de sangre".
El líder del grupo, Jimmy Cherizier, alias "Barbecue", convocó a la prensa nacional e internacional en la barriada de La Saline, en Puerto Príncipe, para demandar "la renuncia inmediata" de Henry, "sobre todo porque se sospecha que participó en el odioso y vil asesinato" del presidente Jovenel Moise, perpetrado el pasado 7 de julio.
"Barbecue" dijo que está dispuesto a desalojar a Henry de la oficina del Primer Ministro a toda costa, incluso "a costa de sangre".
Luego, aseguró, "se entregará la llave del país a una nueva clase de hombres y mujeres de la sociedad civil que tendrán que jugar la carta de la buena gobernanza" para sacar a Haití del atolladero en el que lleva años hundido.
Esto en un momento en el que "el país no tiene líder" y está "abandonado a su suerte. "El país no tiene primer ministro, el presidente fue asesinado. El país no tiene líder. Por eso nosotros, como patriotas, luchamos para rectificar la situación", afirmó Cherizier.
No obstante, matizó que la lucha del G9 "no es una batalla contra Henry", sino "contra el 5 % que retiene el 95 % de la riqueza del país. Es una batalla contra el sistema, contra los oligarcas corruptos".
A su entender, la actual situación de Haití es responsabilidad "del 5 % de población sirio-libanesa mezclada con políticos" por su "mal gobierno durante más de 50 años" y también fueron "los que distribuyeron las armas en los barrios populares".
Los burgueses y los políticos son los que "distribuyen estas armas en los barrios obreros para conseguir sus intereses personales. Para controlar el sistema. Hoy, elegimos tomarlas, usarlas contra quienes nos las dieron para liberar el país".
Haití vive una de las mayores crisis de violencia de los últimos años, consecuencia de la acción de las bandas, que han causado el éxodo de miles de personas de sus hogares por los enfrentamientos por el territorio.
Las bandas también son responsables de cientos de secuestros y han paralizado el suministro de combustible durante varias semanas, aunque en los últimos días las autoridades han conseguido volver a llevar carburante a los hospitales y varias gasolineras.