Naciones Unidas, 29 oct (EFE).- La misión de la ONU en el Sáhara (Minurso) fue prorrogada este viernes durante un año más, hasta el 31 de octubre de 2022, pero las negociaciones políticas que pueden sacar al conflicto del Sáhara del bloqueo parecen ahora irrealizables, a juzgar por las declaraciones de Marruecos.
El Consejo apuró así los plazos antes de prorrogar el mandato de la Minurso, llegada en 1991 al Sáhara con la tarea de organizar un referéndum y hoy reducida a mera observadora de un alto el fuego, sin ningún cometido político.
Como viene siendo habitual, la resolución tuvo un tono y unas ideas más cercanas a las tesis de Marruecos, como quedó en evidencia en los análisis que hicieron en caliente, en la puerta del Consejo de Seguridad, los representantes de Marruecos, su embajador Omar Hilale, y del Frente Polisario, Sidi Mohamed Omar.
"El resultado es muy desalentador, pues no responde a la gravedad de la situación sobre el terreno -dijo el representante polisario-; el Consejo de Seguridad, responsable último de mantener la paz y la seguridad, no ha hecho nada en absoluto", lamentó el representante polisario, arropado por la embajadora de Sudáfrica.
Se refería Sidi Mohamed Omar a la escueta mención en la resolución a la ruptura del alto el fuego en noviembre del año pasado, que derivó en una guerra de baja intensidad que Marruecos ni siquiera reconoce y que ha supuesto el fin de una tregua observada durante casi 30 años.
Muy distinto fue el tono del embajador de Marruecos, para el cual el texto de la resolución conforta una por una las tesis de Rabat -la propuesta de autonomía, el grado de desarrollo del territorio y la situación de los derechos humanos- y sobre todo porque "desnuda las alegaciones de Argelia sobre una pretendida guerra holliwoodiense e ignora por completo esa narrativa guerrera".
En su declaración, Hilale trató en todo momento de involucrar a Argelia en el conflicto, según la clásica tesis marroquí de que el problema del Sáhara se reduce a un diferendo regional entre Marruecos y Argel, y que el Frente Polisario no es sino un títere de Argelia, pese a que está reconocido por la ONU como el único representante del pueblo saharaui.
"SIN ARGELIA, NO HAY NEGOCIACIÓN"
Precisamente la implicación o no de Argelia en el conflicto puede dar al traste con el nuevo intento de negociaciones encargado por el Consejo de Seguridad al diplomático Staffan de Mistura, nombrado enviado personal para el Sáhara y que el próximo lunes comienza su mandato.
El Consejo de Seguridad pide en su resolución a Marruecos, Argelia, el Polisario y Mauritania "cooperar más plenamente entre sí, incluyendo medidas de construcción de confianza, y con las Naciones Unidas" y "anima a la reanudación de consultas" entre las cuatro partes.
Pero la semana pasada, el representante de Argelia ante la ONU hizo llegar al Consejo una carta en la que su Gobierno "rechaza firmemente toda referencia a cualquier compromiso en su nombre para participar en esas mesas redondas", como las organizadas en 2018 y 2019 en Suiza por el anterior enviado personal, Horst Kohler.
A lo cual el embajador marroquí respondió hoy que, en ausencia de Argelia, no hay lugar a las negociaciones "Si Argelia no se presenta (a esa ronda de contactos) sencillamente no habrá proceso político", repitió en dos ocasiones la misma frase.
Staffan de Mistura comienza la próxima semana su mandato con una ronda de contactos en Nueva York, sin que se sepa cuándo programará una visita a la región, ni si esta incluirá los territorios administrados por Marruecos, pues en los últimos años Rabat ha permitido o denegado a los Enviados sus viajes a El Aaiún según la temperatura política del momento.
En cualquier caso, y aunque De Mistura consiga visitar El Aaiún, la reanudación del proceso político parece ahora más difícil que nunca. Y más cuando Argelia y Marruecos rompieron relaciones diplomáticas el pasado agosto y cerraron así el último puente que tenían abierto.
Javier Otazu