París, 20 feb (EFE).- Más de 1.000 personas se manifestaron este sábado en París contra la disolución del grupo ultraderechista Génération Identitaire, uno de los más activos de Francia y conocido por sus acciones contra los inmigrantes.
La Prefectura de Policía de la capital calcula que 1.500 manifestantes salieron a la calle en contra de la decisión gubernamental de disolver esa formación, fundada en septiembre de 2012.
El ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció el pasado 13 de febrero el inicio del proceso para ponerle fin y dio 10 días a la organización para hacer valer sus argumentos, por lo que el plazo acaba esta próxima semana.
"Movilicémonos para defender la libertad de expresión de quienes alertan contra los daños ligados a la inmigración masiva", señalaba la convocatoria de la protesta de este sábado, que registró incidentes entre participantes y antifascistas y terminó con 26 detenidos en total.
Génération Identitaire convocó a sus seguidores en la plaza Denfert-Rochereau, en el sur de París, y señaló en su llamamiento que su presencia iba a ser "determinante" porque necesitaba su apoyo.
El grupo se presenta en su página web como un "movimiento político juvenil" que se considera "en guerra contra todos los que quieren arrancarnos nuestras raíces y hacernos olvidar quiénes somos".
"Nuestra misión es simple: proclamar a gritos nuestro hartazgo, denunciar la invasión migratoria, despertar a nuestro pueblo, defender nuestra identidad", añade en su descripción, que insta a unirse a aquellos que no se sientan identificados con los discursos políticos.
El Gobierno francés comenzó a estudiar la posibilidad de disolverlo a finales de enero tras sus recientes acciones contra la inmigración, en la que esos militantes van uniformados con un abrigo azul.
Una de las últimas, bautizada como "Misión Pirineos", tuvo lugar el pasado 19 de enero en la frontera con España. Militantes de ese grupo instalaron puestos de control en el departamento de Haute Garonne y realizaron patrullas en todoterrenos.
Las autoridades locales no tardaron en reaccionar y denunciaron que aunque sus acciones "meramente simbólicas no provocaron ninguna alteración en el orden público, movilizaron inútilmente a las fuerzas del orden desviándolas de su misión de vigilancia de la frontera".