Ciudad de México, 18 nov (EFE).- Miguel Bosé tiene claro que separar al artista de su obra es una decisión de cada uno y va más allá de las polémicas. "Yo ya no mando", afirma el cantante español en entrevista con Efe en México sobre su incursión en el mundo literario con "El hijo del Capitán Trueno", sus inéditas memorias.
Este libro "ya no me pertenece, con esto haréis lo que os dé la gana, es vuestro. Cuando cocinéis mi vida podréis poner en la misma olla solo mis canciones, las cosas que saben de mí por otro lado, o lo podéis aderezar con especias del pasado. Yo ya no mando", sostiene.
Bosé escribió sus memorias en un lapso intermitente de tres años. Según cuenta, el proceso creativo fue similar a su forma de hacer música y el resultado fue una intensa visita a su pasado y orígenes a través de las casi 500 páginas que quedaron de las 800 que originalmente esperaban ser parte de su primera obra autobiográfica.
"(El libro) fue tocado por el sistema de decantación con el que he tratado la música. Siempre que compongo canciones las dejo reposar y, si pasado un tiempo aguantan, ya las abordo. Hay muchas cosas que se caen y hay partes que no eran sustanciosas" en esta obra, recuerda.
Sin rencores, Bosé muestra en su libro de memorias la cara más dura de su padre, el torero español Luis Miguel Dominguín, la figura del hombre macho que no respetaba la sensibilidad de su hijo, pero también la frialdad de su madre, la diva italiana Lucía Bosé, de quien estuvo embelesado hasta el último día de su vida.
"La vida no es la que uno vive sino cómo la recuerda. Yo la recordaba con una memoria sensorial espectacular muy grande, los detalles, los olores, y la quería escribir de esa forma, muy novelada, muy cinematográfica", relata.
UNA INFANCIA INCREÍBLE
Bosé fue famoso desde que estaba en el vientre de su madre. Nació en Panamá en 1956 como el hijo de dos grandes figuras que durante su niñez y adolescencia lo mantuvieron en un espacio muy especial al estar rodeado de "figuras inverosímiles" como Pablo Picasso, Salvador Dalí o Ava Gardner.
"¿Cuántos niños en el mundo crees que hayan tenido a estos personajes que has tenido tú en tus recuerdos?", se preguntó Bosé -quien recientemente ha levantado polémicas por su posición frente a la covid-19- y ello detonó que comenzara a contar su vida.
El libro culmina en su debut musical, cuando por fin se libró de las sombras de sus padres, cuando se hizo de un nombre propio y un taxista reconoció al torero Dominguín como "el padre de Miguel Bosé".
El relato de la vida del artista se prolongará y se podrá ver en las pantallas a través de una serie -escrita por él mismo- que da continuidad al último capítulo del libro y refleja su carrera profesional hasta el nacimiento de sus hijos.
"Esta parte (de su vida) la entendía como un momento más visual y sonoro. Era más difícil explicar estos sucesos de forma escrita. Es mejor verlos y oírlos. (...) Además mi carrera es el territorio común de todos los fans", apunta.
VISITAR A MIGUELITO
Incluso ahora, a Bosé lo rige el corazón del niño sensible que fue -que ha quedado plasmado en su libro- y su ADN "sagrado y fantástico", pero también salvaje, que lo guió hasta la música, un terreno no explorado por sus padres.
Ahora también se le abrieron las puertas de la literatura, una de las artes que no piensa abandonar y en donde espera contar historias más allá de la propia.
Bosé "despertó" al pequeño y adolescente Miguelito que sufrió para encontrar su camino a la hora de escribir su historia.
"Gracias por haber vuelto cuando te llamé y por haberte contado de forma tan exacta. Ni más, ni menos", le dice Bosé a su yo del pasado.
Al revisar sus diarios, que comenzó a escribir desde los siete años, encontró a un pequeño que no se atrevía a verbalizar sus emociones reales ni de la forma más íntima.
Y en un ejercicio de introspectiva, recordó los mitos familiares contados como verdades por diversos miembros de su clan, como su nacimiento.
Si bien al mostrar su historia piensa conceder a su público una petición que tanto le habían hecho, también confiesa que ha sido un trabajo de liberación propia.
"Las canciones nacen de la urgencia. Y esto (el libro) también. Tengo que soltar eso, todo lo que no he soltado antes, no soy yo quien decide. Y una cosa es arrancar la fruta del árbol y otra esperar a que se caiga madura en tu mano", afirma.