La Paz, 23 oct (EFE).- Rosa Jalja y Elizabeth Zenteno son dos de las decenas de mujeres indígenas de Bolivia y Perú que se unieron para defender el Titicaca, el lago sagrado compartido por ambos países, para proponer acciones para evitar su contaminación y promover su conservación.
Las Mujeres Unidas en Defensa del Agua agrupa desde 2016 a unas cincuenta indígenas destacadas en las comunidades cercanas al lago Titicaca de ambos países para dialogar y proponer acciones que ayuden a preservar a uno de los lagos navegables más altos del mundo a 3.800 metros de altitud.
Las integrantes son de comunidades como Copacabana, Huatajata, Batallas, Desaguadero, de parte de Bolivia, y Angora, Capachica, Coata, entre otros, en Perú.
Rosa Jalja es una de las integrantes de la red de defensoras que vive en la localidad boliviana de Copacabana y decidió ingresar a este grupo para tomar acción a favor del lago que a su juicio es una persona, es como "un padre" que hay que evitar que entre en "terapia intensiva".
"Del lago tomamos agua, entonces nosotros consideramos como una persona al lago Titicaca y hay que cuidar que no esté enfermo, nos da riego", manifestó a Efe Jalja.
A lo largo de estos años las defensoras del Titicaca han promovido la limpieza de varias partes del lago tanto del lado de Perú como el boliviano y también realizan la medición de la calidad de agua para hacer reportes sobre su contaminación.
Las mujeres también capacitan en las escuelas a los niños sobre la medición de la calidad del agua como también "concientizan" a los más pequeños sobre la importancia del lago sagrado, comentó a Efe Vania Albarracín, consultora de Agua Sustentable, una Organización No Gubernamental que apoya el trabajo de este grupo.
Por su parte, la boliviana Elizabeth Zenteno se unió este año con la idea de aportar con ideas frescas a la red de indígenas que preservan este "cuerpo de agua".
Zenteno, de 27 años, es ingeniera ambiental y le preocupa la situación del lago que con los años, la contaminación y el cambio climático se ha ido deteriorando.
La mujer aimara indicó que son las mujeres las que principalmente sienten y "sufren" los cambios porque son ellas las que en muchos casos deben recorrer largos caminos para proveer a sus familias de agua.
"Para mí el lago Titicaca es vida, es patrimonio, es un recurso natural que debemos cuidar", enfatizó Zenteno.
El Titicaca está siendo contaminado principalmente por las aguas residuales que llegan a ese cuerpo de agua y la contaminación de las orillas con botellas de plástico que desechan los visitantes, comentó Albarracín.
Esta situación también pone en riesgo a especies nativas como las ranas gigante o el zambullidor que están en riesgo de extinción.
Actualmente las mujeres participan en mesas de trabajo junto a instancias del Gobierno y otras agrupaciones que se dedican a defender el Titicaca para proponer que el lago sagrado sea considerado como "un sujeto de derechos".
Yolanda Salazar