Tel Aviv, 18 feb (EFE).- Merav Michaeli, nueva líder del histórico Partido Laborista y única mujer al frente de una formación política en Israel, asegura en una entrevista con Efe que cree tener la receta para reconstruir en los próximos comicios de marzo un centro-izquierda que ahora mismo reconoce como "aplastado".
"Hay que revivir al Partido Laborista y a la centro-izquierda israelí, para volver a dar voz a la mayoría que cree en muchas de las cosas que yo creo pero no se animan a decirlo", declara sobre sus pretensiones electorales.
En menos de un mes, Michaeli logró duplicar la intención de voto del partido, piedra angular del Estado de Israel y que se encontraba al borde del nocaut tras varios desastres electorales y de cara a los comicios del próximo 23 de marzo, en los que según las encuestas obtendría hoy poco más de un 5% de los votos.
Nada es casualidad en esta candidata. No lo es su vestimenta, siempre de negro y cubierta desde los pies al cuello, para, según explicó una vez, destacar la cabeza sobre el cuerpo. Tampoco la decoración de su oficina, minimalista, con tres plantas, dos banderas israelíes, un cuadro de David Ben Gurión y un busto de Isaac Rabin, principales referentes históricos de laborismo.
Su discurso oscila entre referencias al viejo laborismo, aquel del siglo pasado, el de la visión sionista, y de paz y seguridad, con uno "nuevo", en el que cuando se habla de igualdad se piensa menos en los palestinos y más en la comunidad LGTB; y en el que además de fomentarse el pluralismo religioso se cuestionan instituciones como el matrimonio y se lucha por un permiso de paternidad.
"El Partido Laborista es un partido que en su esencia, en su ADN, es un partido gobernante, un partido pragmático", opina Michaeli, de 54 años, que se metió en política hace ocho tras una exitosa carrera como periodista.
Consultada por el declive, tanto de su formación como de la izquierda y centro-izquierda israelí en general, su respuesta es simple: Benjamín Netanyahu.
"Netanyahu logró asentar una lógica en la que la derecha es vista como buena y la izquierda como mala", señala sobre el actual primer ministro, que ocupa el cargo desde el 2009 y al que acusa de haber contribuido a la "campaña de odio" contra la izquierda que culminó con el asesinato de (el jefe de Gobierno) Rabin en 1995 a manos de un extremista de derecha.
"La gente en la calle me dice que están de acuerdo conmigo en todo pero que no son de izquierda", relata, mientras esboza una sonrisa y enumera: una economía socialdemócrata, igualdad para todos los ciudadanos, igualdad de género, derechos para la comunidad homosexual y para los ciudadanos árabes de Israel, libertad de culto y pluralismo.
ESTILO DIRECTO Y PUNZANTE
Si bien se encuentra en plena campaña electoral y sabe atenerse a sus respuestas predefinidas y probablemente ensayadas, Michaeli habla con un estilo directo y punzante, se toma su tiempo para responder, por momentos frena y vuelve a empezar y hasta golpea la mesa con los nudillos -como tocando madera- cuando describe algún escenario indeseable.
Preguntada sobre si sus posturas, sobre todo su voluntad de abolir el matrimonio, y sus hábitos, incluyendo el uso del plural femenino en lugar del masculino, no son demasiado marginales para triunfar en un escenario político tan conservador como el israelí, responde que quienes la atacan lo hacen por miedo. "Porque le estoy dando voz a una mayoría de israelíes que no se anima a decir lo que piensa", considera.
Michaeli, electa en las primarias del partido el pasado 24 de enero, no solo es la única mujer al frente de una formación con posibilidades reales de entrar en la Knéset (Parlamento) sino que es también la principal representante política del feminismo israelí.
"Estamos muy lejos de lograr igualdad de género en Israel y la representación política es una parte muy pequeña de eso, pero yo siempre me caractericé por mi feminismo y por mi lucha por la igualdad, esa es la lente a través de la cual veo todo, ya sea seguridad, educación, bienestar, salud, lo que sea", menciona.
"YA CASI CASI NO SE HABLA DE ESO EN EL DEBATE PÚBLICO" (CONFLICTO PALESTINO)
Su postura sobre el conflicto con los palestinos, prácticamente un calco de las viejas propuestas del laborismo pro-paz con el agregado de incluir a los países del Golfo Pérsico que normalizaron relaciones con Israel, dista de estar entre las prioridades de su campaña electoral.
"Ya casi no se habla de eso en el debate público", dice con bruta sinceridad sobre un conflicto que cree ya no tiene un impacto significativo en la preferencia de voto de los israelíes y que considera ha perdido aún más relevancia debido a la crisis por la pandemia.
"Pero no importa si afecta o no el voto de la gente, incluso si no, el conflicto no se resolverá solo, tenemos que resolverlo", aclara.
Al igual que sus predecesores, entre el gastado menú de opciones disponibles, Michaeli se sigue quedando con la solución de dos Estados, que no elabora dado que "no será decidida de forma unilateral sino que debe ser el fruto de un esfuerzo conjunto no solo entre israelíes y palestinos sino también Egipto, Jordania y los países del Golfo".
NO DESCARTA ALIANZA ANTI-NETANYAHU
En base a las últimas encuestas, el único líder con posibilidades reales de reemplazar a Netanyahu es el derechista Guideon Saar, ferviente opositor de la solución de dos Estados y que necesitaría el apoyo de múltiples partidos, incluyendo el Laborista, para poder formar una hipotética coalición de Gobierno.
Ante la posibilidad de formar parte de esa coalición, reconoce que "no podría descartar ninguna alianza anti-Netanyahu" que permita desbancar al primer ministro, pero agrega que esta "debe ser una que permita rehabilitar a la democracia israelí y que se comprometa a un nuevo discurso entre los bloques, entre los partidos y entre los líderes".
"Si esto es posible, entonces creo que el laborismo será parte de ello (coalición)", concluye.
Pablo Duer