Nueva York, 19 oct (EFE).- El escultor español Jaume Plensa está causando sensación tanto en Nueva Jersey como en la vecina Nueva York con la escultura más grande que ha diseñado hasta el momento, "Water's Soul", una pieza situada a las orillas del río que separa ambas ciudades y con la que, según contó a Efe, quiere pedir silencio y rendir homenaje al agua.
"Me parecía muy oportuno hacer una figura con el dedo en sus labios porque creo que estamos en un momento tan ruidoso que no podemos escuchar esta voz profunda del agua que siempre nos está hablando", dijo Plensa en una entrevista con Efe dos días antes de que la obra, instalada en Nueva Jersey pero claramente visible desde Manhattan, sea inaugurada oficialmente.
"Somos un 60 % de agua, el 70 % de la superficie de la tierra es agua, y nos hemos acostumbrado tanto a verla que ya no nos damos cuenta de que existe. Creo que es el momento de reivindicarla y volver a poner nuestra atención en ella", agrega.
La obra, el busto de una joven mujer con el índice en los labios, está situada en un paseo marítimo de la zona de Newport, en Nueva Jersey, y mira hacia los inconfundibles rascacielos de la Gran Manzana, con el icónico Empire State Building a plena vista.
El artista, que confiesa que está "obsesionado" con este sereno busto en blanco puro de 22 metros de alto que se asoma a las aguas del Hudson, trata de lanzar un mensaje de tranquilidad y unidad frente al ambiente negativo generalizado que se ha vivido en los últimos años.
"Me paso la vida viajando por el mundo y solo encuentro a gente que se parece a mi, las diferencias son tan pequeñitas que hasta me sorprenden, y estas diferencias son lo que nos dan la calidad y la diversidad para poder relacionarnos. ¿Te imaginas que fuéramos iguales? ¡Qué aburrido!", reflexiona.
A la hora de diseñar la pieza, Plensa explica que también tuvo muy en cuenta las tribus que habitaban la zona de Nueva Jersey en la que la obra quedará instalada de manera permanente, los lenape.
"Eran animistas que estaban convencidos de que todo lo que existía tenía alma. Me he sentido muy identificado con ellos y tal vez por eso lo he titulado 'Alma del agua'", expone.
La escultura, de 22 metros de altura, adquiere aún más altura al estar instalada sobre un podio de dos metros, diseñada con el objetivo de que la pieza no resulte dañada por el agua, puesto que es una zona propensa a subidas del nivel del agua.
"La veo perfectamente (la estatua) desde la ventana de mi hotel en Nueva York", dice ilusionado Plensa. "Se ha convertido también en paisaje de Manhattan, que para mí también era muy importante", cuenta.
La obra, según explica el español, no es sólo un éxito a nivel estético, que consigue destacar frente a un paisaje gris de una gran ciudad, sino un triunfo de todo el equipo técnico de Plensa, que ha trabajado estrechamente con ingenieros de Nueva York y Nueva Jersey.
Y es que se trata de una escultura de 30 toneladas de peso hecha en fibra de vidrio estructurado con resina de poliéster y polvo de mármol, formada por 114 piezas diferentes.
"También es un alarde tecnológico", señala Plensa, que subraya que la escultura se verá expuesta a las inclemencias del duro clima neoyorquino.
Pero para él, lo importante es que la escultura pase de convertirse en un lugar especial para los residentes de la zona en vez de simplemente un objeto.
"Un lugar en el que cuando quieras quedar con los amigos digas 'nos vemos ahí'", en "Water's Soul", afirma.