En este 2020 que apenas empieza, los pasillos de supermercados y farmacias se llenan con quienes buscan el popular polvo de proteína –identificado como el mejor suplemento– que ayuda en la misión de bajar o mantener peso.
Este polvo –con variedad de propiedades– comercialmente viene etiquetado como vegetal (para veganos y vegetarianos), hecho de derivados lácteos y hasta mezclado con colágeno, atribuyendo potencial para uñas fuertes, piel joven, radiante y cabello saludable.
Pero ¿ha investigado usted lo suficiente para saber cómo elegir lo que se considera mejor?
Antes de empezar a tomar cualquiera de estos productos es recomendable documentarse bien y, en especial, consultar al médico o proveedor de salud para tener una mejor explicación del contenido, además de cualquier efecto secundario.
Con el especialista en salud, también es importante verificar si un vaso de batido de proteína puede realmente reemplazar esas comidas completas que recomiendan las guías nutricionales del Departamento de Agricultura, en https://www.choosemyplate.gov.
Según medicalnewstoday.com, la proteína en polvo es “un suplemento nutricional popular, considerado como un macronutriente esencial que ayuda a desarrollar músculo, reparar tejidos y producir enzimas y hormonas”.
Existen muchos tipos de proteína en polvo, incluidos aquellos a base de lácteos y vegetales.
A continuación un resumen de lo que describe esta publicación médica:
El suero es el suplemento proteico más popular y en el que los investigadores tienden a centrarse,
Esta proteína láctea soluble en agua es popular entre los atletas. Es completa, es decir, que contiene todos los aminoácidos que el cuerpo humano requiere de los alimentos y se absorbe rápida y fácilmente.
Otro tipo es la caseína, rica en glutamina, un aminoácido que puede acelerar la recuperación muscular después del ejercicio.
Proviene de los lácteos, por lo que no es apta para veganos y personas con alergias a la leche.
El cuerpo digiere esta proteína más lentamente, por lo que aconsejan mejor tomarla de noche.
La proteína de soja es una excelente alternativa al suero o la caseína para las personas que no consumen lácteos porque tiene los aminoácidos esenciales.
Muchas opciones en polvo a base de plantas contienen proteína de guisante, que es una alternativa de alta calidad a las de soja y lácteos. La proteína de guisante es una buena fuente del aminoácido arginina.
Las semillas de cáñamo, son proteínas completas con ácidos grasos esenciales. Esto hace que el cáñamo sea una excelente opción para veganos o personas con alergias a los lácteos o la soja.
De acuerdo a la revista médica, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) no regula las proteínas en polvo.
Citando un estudio del Clean Label Project sobre proteínas en polvo (2018), explican que muchas de las más vendidas contienen metales pesados, como plomo, cadmio y arsénico.
El estudio reveló que “un 75% de las muestras de proteínas a base de plantas resultaron positivas en contenido de plomo”.
También “al realizar pruebas a un solo producto de proteína en polvo resultó que tenía 25 veces más de la cantidad permitida de BPA en una sola porción”.
Recomiendan, entonces, que antes de usar proteínas en polvo, las personas deben calcular sus necesidades nutricionales.
“Algunos polvos contienen hasta 80 g por porción, que es demasiado para la mayoría de las personas”.
Otras fuentes, advierten, evitar el exceso de polvo de proteína y asesorarse bien sobre cada ingrediente que aparece en las descripciones.
“Una revisión de 2013 encontró que el consumo excesivo de proteínas a largo plazo puede dañar los riñones y el hígado y afectar el equilibrio óseo y de calcio del cuerpo. Los niveles excesivamente altos de proteína en la dieta también pueden dar como resultado una ingesta reducida de otros alimentos beneficiosos, como frutas, verduras y legumbres ricas en fibra que el cuerpo usa para alimentar y mantener las bacterias intestinales”.
*Es recomendable que antes de empezar a ingerir cualquier suplemento nutricional consulte con el médico o proveedor de salud.