Las protestas masivas contra la brutalidad policial y por la equidad racial que han estado sucediendo en Seattle durante los últimos dos meses, son como muy pocas en la historia de los Estados Unidos: un movimiento diario y sostenido sin organización central, e impulsado por las redes sociales o simplemente corriendo la voz.
Las protestas ya han obtenido importantes cambios de política:
-La policía de Seattle está fuera de las escuelas de la ciudad.
-Siete de los nueve miembros del concejo se han comprometido a reducir los fondos del cuerpo de su policía municipal a la mitad.
-El Departamento de Policía está siendo despojado de algunas de sus funciones.
-Una vieja estación de bomberos de la ciudad se convertirá en un centro cultural negro.
-El condado de King se ha comprometido a cambiar el propósito de su cárcel juvenil recién terminada y cerrar una antigua prisión para adultos.
-El gobernador quiere prohibir los asimientos de la policía.
-Juneteenth fue un día feriado pagado en el condado y Black Lives Matter ganó una importante orden judicial que limita la fuerza policial.
La lista es mucho más larga, estos son tan solo algunos ejemplos.
Sin embargo, activistas y organizadores se han expresado, diciendo que su trabajo está lejos de haber terminado.
El consenso general que sirve de eje para la continuación de estas protestas es que la familia blanca promedio en Estados Unidos tiene diez veces la riqueza de la familia hispana o negra promedio.
La brecha salarial entre los hombres de color y los hombres blancos es tan amplia como lo era en 1950.
Un estudiante preescolar negro tiene casi cuatro veces más probabilidades de ser suspendido que un preescolar blanco.