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Realidad afroamericana en 2021

por Claudia Longo (claudia.longo@lamegamedia.com)


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Desde 1976, cada presidente de los Estados Unidos ha designado oficialmente a febrero como el Mes de la Historia Negra para celebrar los logros de los afroamericanos y reconocer el papel central que esta comunidad jugó en la historia nacional.

Este año, y tras varias movilizaciones, protestas y marchas multitudinarias en cada ciudad del país contra la violencia racial, el Mes de la Historia Negra, cobra un nuevo significado.

2020: Un año de protestas

Si bien el movimiento por la lucha contra la brutalidad policial no es nuevo, 2020 fue significativo. 

Tras el asesinato de George Floyd en manos del oficial de policía de Minneapolis Derek Chauvin, millones de personas en todo el mundo salieron a las calles durante semanas el pasado verano para repudiar la violencia hacia la raza negra por parte de la policía. 

La muerte de Floyd se suma a una larga lista de personas negras que perdieron sus vidas injustamente por el abuso policial y que inspiró la repetida consigna de lucha: “Digan su nombre…”.

-Breonna Taylor, asesinada en Kentucky durante una redada policial nocturna en su apartamento cuando dormía. 

-Eric Garner en Nueva York, quien murió gritando “no puedo respirar” mientras varios policías lo aplastaban con sus cuerpos hasta matarlo.

-Tamir Rice, un niño de 12 años que falleció en un parque de Cleveland tras recibir un disparo fatal de parte del oficial Timothy Loehmann, quien aún no ha sido procesado por ese crimen ocurrido en 2014. 

-Samuel DuBose, asesinado en 2015 durante una parada de tráfico por Ray Tensing, un oficial de policía blanco que servía a la Universidad de Cincinnati y después de casi dos años el caso fue desestimado.

El hecho de que los oficiales responsables por estas muertes –muchos de los cuales se registran en videos– no son sentenciados y en que hasta sigan laborando en la policía, es una falla grave del sistema y debe ser corregida.

Doble estándar

El odio y el sesgo racial por parte de la policía quedó comprobado una vez más luego de los ataques perpetrados al Capitolio el pasado 6 de enero donde miles de simpatizantes del presidente Trump invadieron y vandalizaron el edificio federal poniendo en peligro la vida de congresistas, personal y la misma policía de ese ente, sin haber sufrido resistencia alguna por parte de los agentes del orden. 

Indudablemente, es un contraste descarado y alevoso, comparado con los acontecimientos sucedidos durante meses de protestas pacíficas en contra de la brutalidad policial de manifestantes de color, las cuales fueron reprimidas con golpes, cientos de detenciones y gases lacrimógenos por parte de la policía.

Reformas necesarias

A pesar de las presiones sociales y las protestas multitudinarias, aún no se han logrado las reformas necesarias al sistema de justicia.

Defensores del movimiento para “desfinanciar la policía” como Phillip McHarris y Thenjiwe McHarris argumentan que transferir fondos de la policía a servicios sociales, puede mejorar asuntos como la salud mental, la adicción y la falta de vivienda, el cual es un mejor uso del dinero de los contribuyentes. 

Para lograr esas reformas se requiere una representación que logre tales cambios a nivel legislativo, a través de políticas que reevalúen la forma en la cual se financian los departamentos de policía local. 

Representación

A consecuencia de este despertar de la sociedad y gracias al increíble esfuerzo de organizadores y activistas afroamericanos en Georgia, el reverendo Raphael Warnock será el primer afroamericano en ocupar un asiento en el Senado en la historia del estado.

Este hecho es muy significativo ya que la cámara alta de los Estados Unidos es el cuerpo legislativo más poderoso de la nación, donde en la actualidad, de sus 100 integrantes tan solo tres son negros, incluyendo a Warnock.

En los 231 años que el Senado de los Estados Unidos ha existido, solamente 11 senadores han sido afroamericanos. Todos, menos cuatro de ellos, fueron elegidos y sólo dos son mujeres.

A pesar de haberse logrado ciertos avances políticos por medio de la representación en el gobierno, la lucha está lejos de haber culminado. 

Las injusticias y el racismo sistemático siguen aquejando a la comunidad afroamericana en su conjunto todos los días. 

Solo se logran cambios reales cuando exista la voluntad política para avanzar en reformas que castiguen y condenen la brutalidad policial y se mejoren las condiciones socioeconómicas de la comunidad negra del país.



 

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