Puerto Príncipe, 4 nov (EFE).- Las aglomeraciones de gente tratando de repostar combustible, una constante desde hace una semana en Haití, derivaron este jueves en situaciones de violencia entre las personas que hacían fila y grupos de policías.
Hace una semana se reinició el suministro de carburante después de semanas de escasez generada por el bloqueo del reparto por parte de bandas armadas, pero la distribución ha sido desigual y solo están abiertas algunas gasolineras de Puerto Príncipe, donde a diario se forman muchedumbres más o menos caóticas.
En una gasolinera en la zona de Kafou Tifou, el nerviosismo y malestar era patente este jueves después de un incidente en el que las personas que esperaban en la fila desde la madrugada se enfrentaron a golpes con policías.
Según testigos, agentes de policía fueron a la gasolinera, golpearon a los presentes para saltarse la fila y se aprovisionaron de carburante y, tras el incidente se refugiaron en el interior del establecimiento, dijo a Efe un hombre, identificado como Hubert Michael.
Este hombre aseguró que los agentes le golpearon "tres veces" en el estómago con un fusil y dejaron malherido a otro hombre, al pegarle en la cabeza por un galón.
"Los policías se convirtieron en comerciantes de combustible. Vienen a comprar para venderlo" a un precio de hasta 40 dólares por galón y, para ello, "golpean a los desafortunados que hay en el surtidor", denunció.
Esto ocurre a pesar de que, este mismo miércoles, la Policía Nacional prohibía a sus agentes "usar su uniforme de servicio para hacer fila en los surtidores de gasolina" y anunciaba "sanciones disciplinarias rigurosas" para quienes incumplan la disposición, según una circular del cuerpo a la que tuvo acceso Efe.
En la gasolinera la tensión fue en aumento, llegaron refuerzos a las instalaciones tratando de poner orden, llegando a amenazar con las bayonetas de los fusiles para obligar a la gente a separarse de los surtidores.
Los policías también ejercieron violencia contra la prensa, rompiendo algunos teléfonos celulares de los reporteros que filmaban la situación.
Finalmente, las fuerzas de seguridad despejaron buena parte de las motocicletas que aguardaban en el área anexa a los surtidores, y entonces varios agentes salieron de la oficina de la gasolinera, donde se habían refugiado, cargando bidones llenos de gasolina.
La crisis de combustible no sólo afecta a los vehículos a motor, puesto que la mayor parte de comercios, instituciones, hospitales y escuelas dependen de generadores alimentados por gasoil o diésel para tener electricidad.
Las bandas tuvieron secuestrado durante semanas el combustible almacenado en el puerto de la capital y asaltaban a los camiones de suministro, por lo que fue necesaria su escolta policial para transportarlo y que llegara a la población.