Lima, 31 oct (EFE).- José de San Martín y Simón Bolívar, figuras centrales de la independencia de Perú y Suramérica, regresan a la Quinta de los Libertadores en Lima para recibir un homenaje en el altar de muertos levantado en esta histórica casa, por iniciativa de la embajada de México, en el bicentenario del grito emancipador.
Los adornos e imágenes de calaveras y el perro que guía a los muertos, además de incienso, comida, bebida y flores anaranjadas acompañan, en lo alto del altar, los retratos del argentino San Martín, el venezolano Bolívar y la prócer peruana Micaela Bastidas.
Junto a ellos también están presentes los héroes de la independencia mexicana, que este año, al igual que Perú, conmemoran el bicentenario de la consumación del movimiento que dio inicio a su independencia.
"Quisimos, con la tradición cultural mexicana, contribuir a los homenajes, a la conmemoración del bicentenario del Perú, por eso este altar lo hemos dedicado a las heroínas y a los héroes que con su vida nos dieron la libertad, que lucharon por la independencia de nuestros países", explicó a Efe el embajador de México en Perú, Víctor Hugo Morales.
En el altar, levantado en el salón principal de esta casona, están "Micaela Bastidas, que es una precursora del movimiento de la independencia, está José de San Martín, proclamador de la independencia, y está Simón Bolívar, que contribuyó con su estrategia militar a consumar el proceso de la independencia", destacó Morales.
DULCES Y TEQUILA
Los altares de muerto se preparan en México para recordar a sus difuntos los días 1 y 2 de noviembre, fechas en que el catolicismo conmemora a los santos y a los muertos, respectivamente.
Entre las ofrendas que se colocan hay "comida clásica y tradicional mexicana pero también hay dulces, hay bebidas que les puede gustar, como cervezas, tequila, mezcal. Este tipo de cosas que hacen grato el retorno de nuestros fieles difuntos en estos días", comentó el embajador.
Esta festividad mexicana, declarada patrimonio inmaterial de la humanidad en 2003, asimila la herencia prehispánica con la cristiana y cada elemento tiene un gran simbolismo, como el perro sin pelo, de la raza Xoloitzcuintle, que acompaña a los muertos en su viaje hasta el más allá de los aztecas.
"Lo que pretendemos, en esta ocasión, es privilegiar el recuerdo sobre el olvido, que aquellos que se fueron permanezcan en nuestra memoria, que aquellos que nos han dejado, que se han adelantado, estén presentes con nosotros", expresó Morales.
LIMEÑOS COMPARTEN FIESTA
Los altares de muerto que la embajada mexicana ha levantado en los últimos años en distintos escenarios de Lima han tenido siempre gran acogida de los capitalinos y este año no ha sido diferente, a pesar de las restricciones por la pandemia.
La exhibición amplió sus horarios y días de visita, pues alrededor de 300 personas diarias se anotaron para visitarla entre el 26 de octubre y el 7 de noviembre próximo.
"Desde el punto de vista del público están encantados de ver una manifestación cultural mexicana de esta naturaleza, quizás el enganche con el Perú sea esta similitud que hay a los cultos a los fallecidos", comentó a Efe el director del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, Rafael Varón Gabai, a cargo de la Quinta de los Libertadores.
Los primeros días de noviembre, las familias peruanas llevan comida y música a sus muertos para celebrar una fiesta o encuentro familiar en los cementerios, especialmente en los Andes.
El embajador mexicano dijo estar "muy contento" de la reacción de los limeños, "que han tenido una enorme curiosidad y también el deseo de ver esta tradición mexicana", según dijo.
CASONA EMBLEMÁTICA
El lugar elegido este año de bicentenario para levantar este altar de muertos es la Quinta de los Libertadores, en el distrito limeño de Pueblo Libre, que se conoció originalmente como la Quinta de la Magdalena, construida por el penúltimo virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, a fines del siglo XVIII.
"Más adelante fue la residencia y cuartel del general San Martín y luego de Simón Bolívar, fue un lugar importante. Luego fue residencia de verano de presidentes y residencia de dignatarios, y en la Guerra con Chile (siglo XIX) el gobierno estuvo establecido un tiempo en esta casa", recordó el director del museo sobre los momentos históricos de la emblemática quinta.
Mónica Martínez