Mogadiscio, 7 feb (EFE).- Cuando quedan horas para que expire esta medianoche el mandato de Mohamed Abdullahi Farmaajo como presidente de Somalia, las negociaciones entre el Gobierno central y los estados federales han colapsado sin un acuerdo sobre el proceso electoral.
"Estaba claro que Farmaajo buscaba una extensión de su mandato, lo que ha llevado al país a una guerra civil, pero tuvo miedo a la reacción del Parlamento", aseguró hoy a Efe el diputado Mohamed Isak Fanah en referencia a una sesión parlamentaria de emergencia, a puerta cerrada, celebrada el sábado sin éxito.
Los cuatro años en el poder de Farmaajo concluyen hoy a medianoche, sin que se atisbe una solución inmediata a la crisis política que arrastra esta nación del cuerno de África desde que las diferentes facciones políticas se desentendieran de la hoja de ruta acordada el pasado 17 de septiembre.
Farmaajo y los 5 líderes regionales alcanzaron en septiembre un pacto histórico sobre el modelo de las elecciones parlamentarias y presidenciales, el cual mantenía un sistema indirecto basado en clanes pese a la promesa del presidente de celebrar las primeras elecciones con sufragio universal desde 1969.
El acuerdo establecía que 101 delegados de los diversos clanes -seleccionados por líderes tradicionales, la sociedad civil y las regiones- elegirían a los 275 parlamentarios quienes, a su vez, escogerían al presidente federal.
El pacto también reservaba el 30 % de los escaños del Parlamento a mujeres, pero ese trato se vino poco después abajo a medida que aumentaron los desacuerdos entre el presidente y diversos rivales regionales, especialmente los líderes de Jubaland y Puntland.
El ministro de Información de la región semiautónoma de Puntland (noreste), Abdulahi Hersi, ya adelantó hoy en una rueda de prensa que desde esta medianoche su estado "no reconocerá a Farmaajo como presidente de Somalia".
UN PRESIDENTE INTERINO
Según fuentes diplomáticas y actores políticos consultados por Efe, una alternativa posible sería atrasar las elecciones por un plazo de unos dos meses, y en ese tiempo, que la Presidencia la ocupe el actual al presidente del Parlamento.
"Aún tenemos una opción alternativa, el presidente del Parlamento puede ocupar el cargo (de jefe de Estado) y conducir al país a elecciones federales, pero para ello se necesita consenso y Farmaajo no va a estar dispuesto", expresó hoy el diputado nacional Idris Abdi.
Según un reciente informe del International Crisis Group (ICG), diversos políticos somalís aceptarían "un pequeño ajuste" en el calendario electoral siempre que el proceso avance y no se utilice para extender a largo plazo el mandato de Farmaajo.
"Existe un precedente en Somalia de retrasos técnicos a corto plazo, incluido un acuerdo que permitió que las elecciones de 2016-2017 comenzaran cuatro meses más tarde", recuerda el ICG, si bien matiza que el caso actual es más complejo ya que "cualquier aplazamiento requerirá consenso, tener una duración limitada y el objetivo de reforzar la integridad de la votación".
Superada la fecha límite del 8 de febrero el país podría verse sumido en un vacío constitucional que podría provocar brotes de violencia, en una nación inmersa en tres décadas de conflicto y asolada por la insurgencia yihadista del grupo terrorista Al Shabab.
"Los grupos de la oposición, incluidas las organizaciones basadas en clanes, están preparados para movilizarse contra cualquier forma de manipulación electoral" por parte del Gobierno de Farmaajo, señala ICG en un informe de noviembre.
"Mientras que Al Shabab y el Estado Islámico en Somalia aprovecharán casi con seguridad cualquier inestabilidad política para causar más trastornos", advierte.