Jerusalén, 8 abr (EFE).- La tensión escala aún más en Israel tras otro atentado anoche en Tel Aviv, lo que pone de nuevo al país en alerta máxima: acumula cuatro ataques con 13 muertos en poco más de dos semanas, mientras el Gobierno afronta esta "ola de terrorismo" en la cuerda floja después de perder su mayoría parlamentaria.
Tras semanas de repunte de violencia, las alarmas sonaron de nuevo ayer en el corazón de Tel Aviv, cuando un palestino de Cisjordania ocupada cometió un tiroteo en un bar de una de las calles más céntricas de la ciudad.
El atacante mató a dos jóvenes israelíes de 27 y 28 años e hirió a unas 13 personas, varias de ellas gravemente. El tiroteo sembró el pánico en el centro de la ciudad, donde el sonido de sirenas policiales y de ambulancias se mezclaba con corredizas de transeúntes que escapaban y buscaban refugio.
El agresor logró huir hasta ser abatido por una unidad especial de la Policía esta mañana, mientras se escondía cerca de una mezquita del distrito de Jafa, en la misma urbe. Era de la ciudad de Jenín, en el norte cisjordano, no estaba vinculado a grupos armados o políticos palestinos ni había sido arrestado previamente por Israel.
Las horas en que estuvo fugado llevaron a Tel Aviv a una realidad a la que ya no estaba habituada: más de mil policías, soldados y cuerpos de élite peinaban calles y rincones en búsqueda del atacante, mientras la población permanecía encerrada en casa.
El último incidente de este tipo en Tel Aviv fue en 2016, cuando dos personas murieron y varias fueron heridas en otro ataque en un bar. Más allá de esto y otros repuntes de tensión puntuales, el conflicto palestino-israelí tendía a tener poco peso en esta ciudad, que destaca por su ambiente juvenil, fiestas y ambiente hedonista.
Ante todo, el primer ministro israelí, Naftali Benet, alertó hoy que "Israel no tendrá límites en la guerra contra el terrorismo", y aseguró que todos los que intenten atacar pagarán "un alto precio".
En la misma línea se pronunció el titular de Defensa, Beny Gantz, que prometió que el aparato de seguridad actuará "con mano de hierro" y seguirá "actuando con operaciones de inteligencia y mecanismos ofensivos y defensivos para cortar esta ola terrorista".
Desde el 22 de marzo, cuatro ataques -dos cometidos por árabes-israelíes vinculados a Estado Islámico y otros dos por palestinos- se han saldado con 13 muertos en Israel, diez de ellos civiles.
Los ataques indiscriminados a pie de calle han hecho perder el sentido de seguridad en la vía pública de muchos israelíes, en una dinámica con escenas que no se veían casi desde la etapa final de la Segunda Intifada (2000-2005).
A su vez, analistas y cargos de Defensa temen que la reciente ola de atentados genere "más ataques de imitación". Las fuerzas de seguridad israelíes han buscado prevenirlos estas semanas con amplias operaciones de arresto en Cisjordania, que también dejaron varios palestinos muertos en distintos incidentes la semana pasada.
Los dos últimos atacantes -el de ayer y el del pasado 29 de marzo en la ciudad de Bnei Brak- eran ambos del área de Jenín, donde se han focalizado gran parte de las recientes operaciones israelíes.
Hoy, Benet ordenó que se investigue si el reciente agresor tenía cómplices o parientes de la zona que le ayudaron, mientras intenta mostrar una posición de fuerza después de que su Gobierno perdiera esta semana la mayoría en el Parlamento por la retirada de apoyo de una diputada de su propio partido.
Esto ha generado una crisis que agrava la inestabilidad política en Israel, y ataques como el de ayer asestan un golpe que debilita aún más al actual Ejecutivo.
Este también ha sido criticado estas semanas por no haber podido frenar los atentados, mientras el ex primer ministro Benjamín Netanyahu maniobra para tumbar el Gobierno y recuperar el poder.
Con todo, esta ola de ataques genera un reto para Israel por las complicaciones para detectarlos con antelación.
Según Amos Harel, analista del diario Haaretz, todo ellos tienen puntos en común: fueron cometidos por agresores que actuaron de forma autónoma, sin contacto o coordinación entre ellos, sucedieron en centros de ciudades y se pudieron ver con imágenes difundidas por redes sociales o televisión, lo que aumenta la sensación de miedo.
A su vez, "ninguno de los ataques estuvo precedido por una alerta de inteligencia detallada". Esto preocupa a las fuerzas de seguridad "por la dificultad de detectar amenazas específicas", según Harel.
Este repunte de violencia se produce cuando se celebra el mes sagrado musulmán de Ramadán. En 2021, este período sensible desencadenó una escalada bélica entre Israel y las milicias de Gaza en mayo, aunque por ahora la situación está calmada en este frente.
Decenas de miles de palestinos fueron hoy a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén para el rezo del primer viernes de Ramadán, que transcurrió sin incidentes.
Joan Mas Autonell