La Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó el 15 de junio de 2020 que la Ley de Derechos Civiles de 1964, que prohíbe la discriminación sexual en el lugar de trabajo, protege a los empleados LGBTQ+ de ser despedidos debido a su orientación sexual.
La votación fue de 6 a 3, con los conservadores John Roberts, presidente de la Corte Suprema, y Neil Gorsuch uniéndose a los cuatro jueces liberales, y así alcanzar la mayoría de votos.
La decisión del tribunal está arraigada en varios casos presentados por empleados homosexuales y transgénero.
Gerald Bostock fue el coordinador de un programa de bienestar infantil en el condado de Clayton en Georgia.
Según alegaba, fue despedido después de unirse a una liga gay de softball en el 2013.
En una entrevista, el pasado octubre en NPR, Bostock relató que hasta ese entonces sus evaluaciones de trabajo habían sido excelentes, y que de hecho, en su desempeño profesional, logró que el condado alcanzara a servir al 100 por ciento de los niños bajo el cuidado del departamento de familia local, lo que calificó como un logro sin precedentes en cualquier programa de Atlanta.
Sin embargo, nada de eso parecía importar cuando se corrió la voz de que se había unido a la liga gay de softbol.
“Perdí mi medio de vida. Perdí mi seguro médico y me estaba recuperando de cáncer de próstata cuando esto ocurrió”, dijo. “Fue devastador”.
La decisión de la Corte Suprema de Justicia llega justamente en el Mes del Orgullo Gay.
Los grupos activistas LGBTQ+ consideran que es una gran victoria en la incansable lucha por igualdad de derechos.