“La Sociedad Estadounidense contra el Cáncer recomienda que las mujeres inicien la detección del cáncer de cuello uterino a los 25 años y se sometan a pruebas primarias del virus del papiloma humano (VPH) cada cinco años hasta llegar a la edad de 65. Si la prueba primaria del VPH no está disponible, entonces aquellas de 25 a 65 años deben ser examinadas con pruebas de detección conjunta (VPH en combinación con citología) cada cinco años o citología sola cada tres años”.
De esta manera, la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés) actualizó y publicó sus guías de prevención en julio de 2020, reafirmando la necesidad de esos exámenes femeninos de rutina con el potencial de salvar muchas vidas.
El VPH es tan común que casi todos los hombres y mujeres sexualmente activos lo contraen en algún momento de su vida, confirman los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
“Hay muchos tipos distintos de VPH. Algunos pueden causar problemas de salud como verrugas genitales y cánceres. Pero existe una vacuna con el potencial de evitar que estos padecimientos de salud ocurran”.
Vacuna contra el VPH
Desde el año 2006, se aprobó en Estados Unidos el uso de la inyección Gardasil para mujeres de 9–26 años; en el 2007 se recomendó a niñas entre 11 y 12; en 2009 se amplió tanto para hombres como para mujeres en su preadolescencia.
En 2014, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) dio luz verde a una vacuna adecuada para adultos entre 27 y 45 años, llamada Gardasil 9.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, en español | WHO, en inglés) una gran mayoría del cáncer de cuello uterino (más del 95%) se debe al virus del papiloma humano (VPH) y dos de sus tipos (16 y 18) son responsables de casi el 50% de los precánceres de cuello uterino de alto grado.
“El VPH es la infección viral más común del tracto reproductivo. La mayoría de las mujeres y hombres sexualmente activos se infectarán en algún momento de sus vidas, y algunos pueden contagiarse repetidamente”, advierten.
En referencia a las estadísticas mundiales, la organización también confirma que este es el cuarto cáncer más frecuente en las mujeres, con un estimado de 604,000 nuevos casos en 2020.
“De las 342,000 muertes estimadas por cáncer de cuello uterino en 2020, alrededor del 90% de ellas ocurrieron en países de ingresos bajos y medios”, publica la OMS.
Más acciones preventivas
Indudablemente, la inyección contra el VPH es el primer paso para proteger a las generaciones más jóvenes cuando inician su actividad sexual.
Apoyo sicológico para aprender a lidiar con las complicaciones emocionales, así como educación y orientación a los hijos adolescentes sobre cómo evitar las enfermedades de transmisión sexual es también fundamental.
Urge crear conciencia de la necesidad “vital” de mantener controles de rutina y visitas al médico/ginecólogo/proveedor de salud para realizarse las pruebas de Papanicolau y de VPH, tomando en cuenta que con un diagnóstico de detección temprana se puede salvar una vida.
Nunca cometa el error de posponer sus controles porque no tiene seguro médico o no habla inglés.
Busque información en el centro de asistencia comunitaria más cercano, ya que existen programas de atención gratuita o a muy bajo costo a través de hospitales, clínicas y escuelas de medicina.