CINCINNATI, Ohio — Con manifestantes usando mascarillas y respetando las marcas de distanciamiento social, Washington Park, en el corazón de Cincinnati, se ha convertido en escenario de protestas, vigilias y conciertos que exigen alto al racismo, a la injusticia y a la brutalidad policial.
Después del asesinato de George Floyd, en manos de un policía blanco en Minneapolis, el 25 de mayo de 2020, aquí se han arrodillado cientos de personas y se ha gritado miles de veces la frase: “I Can’t Breath”.
Carteles y pancartas que dicen “Black Lives Matter”, “Sin justicia no hay paz”, “El racismo es otra pandemia”, “Estamos cansados” y “Ya fue suficiente”, una comunidad local sedienta de cambio se ha unido para repetir los nombres de George Floyd, Sam DuBose, Brionna Taylor, Ahmaud Arbery y Elijah McClain, entre tantos.
El 12 de julio de 2020, en Washington Park, la música clásica representó una forma distinta de protesta para rendir tributo a Elijah McClain, quien el verano pasado –en Aurora, Colorado– perdió la vida víctima de abuso policial.
Un video de cámaras de seguridad en una estación de gasolina, registró imágenes del joven afroamericano comprando refrescos el 24 de agosto de 2019. Vestía una chamarra chocolate y un cobertor facial.
Atrás estaban otras dos personas en fila mientras él pagaba en el mostrador. La cajera le entregó una bolsa y su recibo.
Luego, volteó e hizo una venia en señal de saludo a quienes esperaban para pagar.
Momentos después un hombre llamó al 911 y alertó: “Lleva puesta una máscara y se mira bien sospechoso, pudiera ser una buena o mala persona, pero tiene una máscara”.
Cuando la operadora del servicio de emergencias le preguntó si portaba un arma, el informante respondió: NO.
De acuerdo a los reportes del suceso, McClain salió de la tienda y caminaba a casa cargando la bolsa de plástico con su compra cuando un oficial de policía le interceptó exigiéndole repetidamente: “¡Deténgase!”.
McClain le respondió que tenía todo el derecho a estar en la zona.
El policía le advirtió que [como autoridad] “tenía todo el derecho a ordenárselo porque era considerado un sospechoso”.
Inmediatamente el oficial se le acerca y otras unidades intervienen.
McClain manifestó que era introvertido, solo caminaba a casa y que lo dejaran tranquilo, pero no hubo acuerdo verbal y usando la fuerza procedieron al arresto.
En el suelo, McClain lloraba y les repetía “no tengo arma, solo iba a casa…ni siquiera mato a las moscas”. Incluso llegó a decir: “No puedo respirar”.
En el video de la cámara corporal se escucha a uno de los oficiales advirtiendo a sus compañeros: “cuando la ambulancia llegue vamos a administrarle ‘ketamine’, cualquier cosa que haya ingerido le ha dado una fuerza increíble”.
Esposado y en el suelo, recibió una dosis de 500 mg del sedante, inyectado por paramédicos. Minutos después, en el mismo lugar, ya no tenía pulso. Fue trasladado al hospital, donde murió al tercer día.
A nivel nacional, el hecho alzó una bandera roja entre expertos legales, grupos activistas y defensores de los derechos humanos.
McClain era músico, tocaba el violín; tenía solo 23 años cuando le arrebataron la vida.
En todo el país, así como en Washington Park, con el sonido de distintos instrumentos de cuerda, se recordó a otra víctima de la brutalidad policial.