CINCINNATI, Ohio — Suele suceder con géneros de cine, televisión y otros medios de arte en el que nos inundan con algún tipo y nos hartamos, tal como lo hace esta clase de subgénero de horror en “Zombieland: Double Tap”: los zombis.
Pero afortunadamente para nosotros, esta cinta, igual que su predecesor “Zombieland” (2009), se sienten diferentes y frescas, además de que ambas son bastante divertidas e inteligentes.
La primera película posee la ventaja de iniciar la serie y tener un toque más emocional a través de la historia que nos contó Tallahassee (Woody Harrelson), y al ver como Bill Murray ha sobrevivido al mundo apocalíptico, pero que en esta secuela no podemos echar de menos ya que mueve la historia de sus héroes hacia adelante.
Diez años después de haber conocido a Tallahassee, Columbus (Jesse Eisenberg), Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin), aprendemos que los zombis han evolucionado.
Columbus nos cuenta que hay tres tipos de zombis: los Homeros (en honor al patriarca de los Simpson: Homero), zombis con poca inteligencia y los más fáciles de matar; los Hawkings (en honor al físico Stephen Hawking), que son los zombis más inteligentes; y los Ninja, que son los más ágiles. (Hay un nuevo tipo de zombi que Columbus y compañía llegarán a conocer al paso de sus aventuras en “Zombieland: Double Tap” pero dejo que también ustedes -el público- los conozcan).
Columbus y su equipo han aprendido de estos seres que viven para matar e infectando a algunos con su virus, sobreviviendo los cuatro juntos, eventualmente llegando todos a uno de los lugares más seguros: la Casa Blanca.
Pero llega el momento en el que las chicas se van del equipo, sin aviso y solamente dejando una nota simple.
Por un lado, Wichita no quiere comprometerse con Columbus y siente que él se ha apegado demasiado a ella (¿esto después de diez años?).
Por otro lado, Little Rock, ya una joven de 22 años, siente que aun la siguen tratando como una niña, en especial Tallahassee que, quizás por la pérdida de su hijo -del cual nos contó en la primera cinta-, le tiene un cariño paterno, y rechaza la idea de que Little Rock pueda encontrar el amor, si ya los cuatro viven bien y conviven como lo que son, una familia.
Pasa un mes y Tallahassee y Columbus conocen a Madison (Zoey Deutch) -quien se roba el show en la película, aunque sí un poco estereotípica a las personas rubias de las películas de los 80s y 90s- una joven que por milagro ha sobrevivido dentro de un congelador de un centro comercial local.
Poco después de conocerse, Columbus y Madison forman una relación íntima.
Pero regresa Wichita a la Casa Blanca en busca de armas ya que Little Rock la ha abandonado por un joven músico pacifista de Berkley, algo que no le agrada para nada a Tallahassee, y van los cuatro en busca de ella.
Se nota lo bien que todos se la pasaron en “Zombieland: Double Tap”, algo que se contagia al ver la cinta, y como no, si ha pasado una década entre ambas películas.
Y creo que no solo a nosotros nos contagian esa alegría, sino las nuevas adiciones al grupo, ya sea con la divertidísima Madison, o con las versiones bizarras de Tallahassee y Columbus: Albuquerque (Luke Wilson) y Flagstaff (Thomas Middleditch).
Desafortunadamente “Zombieland: Double Tap” sufre de un final apresurado.
Uno de los personajes de este cuento se retira del grupo, sintiendo que ya cumplió su misión con ellos, pero es llamado de regreso debido a la horda de zombis que se dirigen hacia el resto de nuestros héroes.
En su regreso, tienen que planear todo al estilo “Home Alone” para vencer a los zombis, aunque tienen una gran desventaja: Babylon, la comunidad de paz donde se encuentran, es un lugar libre armas.
“Zombieland: Double Tap”, con Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin, y dirigida por Ruben Fleischer, estrenó el 18 de octubre de 2019.
Clasificada R por violencia sangrienta, lenguaje, contenido de drogas y sexo.