BUENOS AIRES — A solo horas del triunfo presidencial de Alberto Fernández, y su compañera de fórmula, Cristina Fernández de Kirchner, la vida en la ciudad de Buenos Aires no mostraba signos de cambio. Daba la impresión de que una capa de expectativa emocional cubría a los citadinos.
En el recorrido desde el aeropuerto de Ezeiza hasta el centro de la ciudad, el taxista Patricio Genari, contó por qué es necesario esperar un poco.
“Aquí lo que más duele es el bolsillo. El país está a la mitad, unos tristes y otros muy contentos, pero al final lo que importa va a ser cómo nos va con la economía”.
Ese es el gran tema que atemoriza a los argentinos. En los gobiernos de los Kirchner no les fue muy bien, y a juicio de Genari, Carla Rubbalo y Mauri De Sola, con Mauricio Macri, tampoco mejoró mucho.
Las calles de Buenos Aires se observan tranquilas, el comercio está abierto, los paseadores de perro hacen su trabajo. En definitiva, la ciudad se mueve como todos los días.
Lo distinto, según se entiende conforme se generan diversas conversaciones, es la perspectiva del futuro a corto y mediano plazo.
La misma noche de las elecciones, luego de los anuncios oficiales, los agradecimientos y los reconocimientos, el Banco Central de la República Argentina, emitió una resolución que solo permite la compra de hasta US$200 por persona al mes, lo que aquí se conoce como “Cepo”.
Esta medida, justifica Genari, “es para evitar que haya más fuga de capitales”.
“El precio del dólar es otro indicador importante, porque en nuestras economías, aunque nos pongamos regionalistas, lo que determina la salud financiera de un país, es la paridad cambiaria”, dijo De Sola, un maestro jubilado.
El presidente Macri reconoció el triunfo de Fernández la noche del domingo 27 de octubre, y el lunes 28 le invitó a desayunar, para iniciar los acuerdos de una transición política ordenada, algo que por décadas no se ha visto en Argentina.
“Que un presidente no peronista, complete su período y entregue a otro, eso ya es un gran triunfo para la democracia”, dijo Cyntia Phomb, periodista que evalúa la realidad desde otra perspectiva.
“No soy kirchnerista, ni tampoco macrista. Yo lo que quiero es un buen futuro para mi país. No estábamos bien, y ahora tampoco lo estamos. No sé si lo estaremos en dos años, pero si es cierto que en democracia es necesaria la alternabilidad, que unos ganen y que otros pierdan, que todos acepten y respeten, y también que todos cumplan”, defendió.
Otro de los miles de taxistas de la ciudad, comentó que el miedo fue un factor de manipulación durante la campaña electoral.
“Nos decían que no podíamos convertir a Argentina en otra Venezuela. Sabemos que el socialismo latinoamericano solo ha traído desgracia, pero estas elecciones, por ejemplo, dejaron un Congreso bien equilibrado. Ya una vez, el pueblo sacó a Cristina en elecciones, y si ella lo hace mal, el pueblo puede volver a sacarla”.