Redacción deportes, 8 mar (EFE).- El Chelsea prolongó su inmaculada trayectoria desde la llegada del alemán Thomas Tuchel al banquillo del conjunto londinense, tras encadenar este lunes su undécimo partido consecutivo sin perder, al imponerse por 2-0 al Everton.
Un resultado que reafirmó a los “blues”, rival del Atlético de Madrid en los octavos de final de la Liga de Campeones, en la cuarta plaza de la Liga inglesa, que da derecho a disputar la próxima temporada la máxima competición continental.
Pocas veces un cambio de entrenador ha surtido tan rápidamente efecto como el propiciado por la llegada de Tuchel, que en poco menos de mes y medio ha dado por completo la vuelta al Chelsea.
En nada se parece este equipo al dubitativo conjunto dirigido por Frank Lampard, que pareció desbordado en todo momento por las expectativas generadas por la multimillonaria inversión realizada en el verano.
Millones y más millones que han dotado al Chelsea de una profundísima plantilla a la que Thomas Tuchel, acostumbrado a lidiar con un vestuario plagado de estrellas como el del París Saint-Germain, sí parece capacitado para sacar el máximo partido.
Tal y como se comprobó este lunes, en un encuentro en el que el preparador alemán introdujo hasta cinco cambios con relación al equipo que se impuso el pasado jueves por 0-1 en el campo del Liverpool.
Y es que Tuchel parece haber recuperado para la causa a jugadores como el español Marcos Alonso, que parecía fuera del club en el pasado mercado invernal, y que este lunes fue fundamental en el triunfo del Chelsea.
El carrilero español no sólo asistió a los 31 minutos al alemán Kai Havertz en la jugada que dio origen al primer gol del Chelsea, obra del defensa Ben Godfrey en propia meta, sino que antes del descanso dispuso de una magnífica ocasión para ampliar el marcador.
Sólo la extraordinaria intervención del guardameta del Everton Jordan Pickford impidió el gol de un Marcos Alonso, que parece haber recuperado protagonismo con el cambio de sistema implantado por Tuchel.
Un dibujo que propicia la búsqueda de los espacios, el hábitat donde mejor se maneja otro de los grandes protagonistas del partido, el alemán Kai Havertz, por quien el Chelsea pagó este verano 80 millones de euros.
Cifra que ha pesado hasta ahora como una losa al joven jugador alemán, que parece más liberado desde la llegada de su compatriota al banquillo, como se comprobó este lunes ante el Everton.
Y eso que Havertz no pudo marcar, pero participó activamente en los dos tantos del Chelsea. Si en el primero su remate a centro de Marcos Alonso acabó en las redes tras tocar en el defensor Ben Godfrey, en el segundo provocó el penalti, que el brasileño Jorginho convirtió a los 65 minutos en el definitivo 2-0.
Un marcador que reflejó la superioridad del Chelsea sobre un Everton, que sin el concurso del colombiano James Rodríguez, lesionado, no fue capaza de generar ni una sola clara ocasión de gol.
Otra de las virtudes de este nuevo Chelsea de Thomas Tuchel, que tan sólo ha encajado un gol en los últimos siete partidos, todo un aviso para el Atlético de Madrid, que deberá marcar la próxima semana en Londres si quiere superar la eliminatoria, tras el 0-1 del partido de ida.