Desde que se aprobó la vacuna del COVID-19 en diciembre de 2020, las autoridades sanitarias tanto nacionales como locales se han enfrentado con la dificultad de llegar con el mensaje de la importancia de vacunarse contra el coronavirus entre los más escépticos.
Hasta finales de octubre de 2021 –y a 10 meses de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizara la vacunación contra el COVID-19– tan solo 55.39% de la población en Ohio mayores de 12 años se habían vacunado.
Entre los latinos del estado, ese porcentaje es aún menor con tan solo 48.85% de esa población vacunados con al menos una dosis.
En Pensilvania, hasta el 5 de noviembre de 2021, un 79.13% de la población estatal había recibido al menos una dosis de la inyección anticovid y un 60.89% ya estaba completamente inmunizada, de acuerdo con estadísticas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Las comunidades con mayoría de residentes latinos y afroamericanos han sido más afectadas por el coronavirus. Sin embargo, aun cuando se encuentran entre las poblaciones con elevadas cifras de hospitalizaciones y muertes, son los que menos se vacunan.
Los CDC y los departamentos de salud locales –por medio de apoyo económico y materiales educativos– continúan realizando esfuerzos enfocados en recursos informativos y estrategias para convencer a las poblaciones a las que sirven de que se vacunen.
Las autoridades de salud local, en colaboración con socios comunitarios trabajan arduamente para lograrlo.
Esta gran iniciativa conjunta incluye clínicas de vacunación ambulantes en los barrios de bajos recursos y con menos acceso a servicios de salud, mesas de información con materiales bilingües en eventos comunitarios, así como grupos de charlas en iglesias y escuelas.
Además, parte de la estrategia es también recolectar datos a nivel local a través de estos socios, quienes realizan encuestas que brindan una mejor comprensión sobre las razones de vacilación entre los residentes que no se han vacunado todavía.
Doble esfuerzo comunitario
A partir de septiembre, estos socios comunitarios y sus respectivos departamentos de salud locales han debido redoblar esfuerzos al tener que enfocarse en alentar a la comunidad a vacunarse no solo contra el COVID-19 sino también contra la gripe, ya que entramos en los meses de alto contagio de este virus en el hemisferio norte.
Durante una reunión virtual organizada por el Departamento de Salud del Condado de Cuyahoga, varios socios comunitarios enumeraron algunas de las dificultades a las que se enfrentan a diario al intentar llegar a la población latina con la información sobre estas dos vacunas: las barreras del idioma, acceso a la información correcta en tiempos de desinformación –sobre todo proveniente de las redes sociales– para enumerar algunas, hacen que la campaña camine cuesta arriba.
Las cifras no son alentadoras
Durante la temporada de influenza 2019-2020, el 51.8% de las personas de seis meses de edad o más se vacunaron contra la influenza, según los CDC.
Ese es el nivel más alto desde la temporada de influenza 2009-2010, pero muy por debajo del objetivo del 70% que el Departamento de Salud y Servicios Humanos estableció en 2010 para toda la población. La tasa de vacunación entre los hispanos fue del 46.6%.
Para consultar algunos artículos publicados por La Mega Nota sobre la importancia de vacunarse contra el COVID-19 y la influenza, puede considerar las recomendaciones del Dr. Diego Chaves-Gnecco para evitar una “twindemia”, así como una nota de Yahaira Webber en la edición de noviembre que reitera la urgencia de recibir ambas inyecciones lo antes posible.