Bangkok, 1 jul (EFE).- La junta militar de Birmania liberó a lo largo del país a un total de 2.296 personas detenidas por oponerse al golpe de Estado del 1 de febrero, informa este jueves la prensa oficialista.
La gran mayoría de los arrestados habían sido acusados de "incitación al desorden público" en rechazo a la sublevación castrense que terminó de súbito con la joven e incipiente democracia en Birmania.
Las autoridades militares precisaron que todos los cargos contra los liberados fueron retirados, recoge hoy el diario The Global New Light of Myanmar, ahora controlado por el Ejército.
El portavoz de la junta, Zaw Min Tun, declaró al diario The Irrawaddy que los liberados "formaron parte de las protestas, pero no con un rol de liderazgo. Tampoco participaron en actos violentos".
Entre los liberados, 721 de ellos en Rangún, se encuentran seis periodistas detenidos por cubrir las protestas y el movimiento de desobediencia civil contra la junta militar.
Los medios, que todavía comprueban la lista de liberados, apuntan a que ningún prominente miembro del movimiento antijunta ha salido de prisión.
La liberación "tiene la intención de aparentar una relajación en la represión ejercida por la junta militar. Nada más lejos de la realidad, en verdad la junta planea detener y torturar a más civiles (...) Es la continuación de la campaña de causar terror entre la población birmana", afirma en un comunicado la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) en Birmania.
Esta es la segunda liberación desde la sublevación militar tras la realizada en marzo, donde salieron de prisión 628 presos políticos.
Desde el 1 de febrero y hasta el este miércoles, las fuerzas de seguridad han detenido a 6.421 personas, de las cuales 5.554 todavía permanecían en prisión, y emitido ordenes de captura contra 1.988, según los últimos datos de AAPP.
A raíz de la brutal represión desatada contra la oposición por las fuerzas de seguridad, quienes dispararon a matar contra los manifestantes pacíficos, al menos 883 personas han perdido la vida, según la oenegé birmana.
Este jueves se cumplen cinco meses del golpe de Estado militar, pero el Ejército no ha logrado controlar del todo el país en este tiempo y las protestas continúan en varias regiones.
Algunos de los manifestantes han decidido tomar las armas contra los militares, cansados de los pocos avances de las protestas pacíficas; mientras se han abierto o recrudecido a lo largo del país los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y grupos rebeldes.
El Ejército birmano justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido liderado por la nobel de la paz Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.
Suu Kyi, junto a otros dirigentes del gobierno derrocado, permanecen detenidos mientras son procesados por múltiples delitos, aunque mantienen su inocencia.