¿Quién dice que para comer sano hay que gastarse todo el sueldo de la semana en alimentos muy caros?
Cierto es que muchos expertos en nutrición e “influencers” recomiendan el consumo de productos orgánicos y/o de “reconocidas” marcas, pero la verdad es que usted no necesita comprar una lechuga romana que cuesta $20 gracias al empuje publicitario de su granja, cuando las mismas propiedades las tiene una cosechada en el patio de su casa.
Cuando hablamos de vegetales frescos, algo tan simple como sembrar en el jardín de la casa y hasta en macetas en el balcón de un apartamento, puede asegurarle comida saludable al alcance de sus manos… ¡y lo mejor, orgánica!
Distintas variedades de tomate, pimiento, lechuga, espinaca y hasta condimentos como el ajo o la cebolla crecen fácilmente en cualquier pote sin cuidados especiales. Solo que para los meses de frío requiere acomodarlas en algún rincón cálido del hogar.
En helpguide.org, el portal electrónico de una organización sin fines de lucro dedicada a empoderar para el bienestar físico y mental, explican cómo atravesamos por momentos difíciles –en referencia a la crisis que ha resultado de la pandemia de COVID-19– con mucha gente sin trabajo e inestabilidad financiera.
Destacan que ese futuro financiero incierto o la adaptación a un nuevo presupuesto, drásticamente reducido, hace que la compra de alimentos saludables se transforme en una barrera de la nutrición apropiada.
Muchas veces –recuerda el portal– planificamos cenas en restaurantes y gastamos más de lo permitido, alterando el presupuesto del hogar.
En este sentido, es preferible organizar mejor las finanzas y hacer una lista de compras que permita conservar en casa una buena cantidad de vegetales, frutas frescas, carnes magras y productos integrales.
Otra manera de hacerlo es eligiendo supermercados o tiendas donde se encuentren ofertas y precios bajos.
Los establecimientos hispanos, por ejemplo, promocionan continuamente especiales de carnes y productos frescos.
Enlatados, cajas de cereales, granos y pastas integrales de buena marca se pueden conseguir en establecimientos de $1. Lo único que necesita es tiempo para buscar.
Vegetales como la zanahoria, el repollo, los ejotes (“green beans”) y la calabaza son excelentes fuentes de vitaminas que no deben faltar en casa.
Funcionan para ensaladas, sopas, guisados o como acompañante de cualquier receta de pollo, pavo o pescado.
El pavo molido es una alternativa deliciosa, saludable y barata, en comparación con la carne roja.
Usted puede preparar unas ricas albóndigas, servirlas con pasta o arroz integral, ensalada verde y hervir maíz enlatado con un poquito de aceite de oliva y sazonador al gusto. Si la familia es pequeña, en estos víveres no gastará más de $10.
Una bolsa familiar de filetes de tilapia alcanzará para varios almuerzos o cenas.
Una forma sencilla de prepararlos es marinándolos de un día para otro con las especies/salsas preferidas y hacerlos a la plancha usando aceite de espray.
Se acompañarán bien con vegetales, zucchini o papas cocidas, una ensalada de pepino y rebanadas de aguacate con jugo de limón.
El salmón tiene mejor precio cuando se compra congelado. Cocinarlo no tiene ciencia.
Solo póngale sal, ajo y pimienta a su gusto, dórelo en una sartén y agregue media taza de agua. Tápelo por unos 20 minutos y estará listo para servir con arroz integral o quinoa, brócoli, pepino y tomates en vinagreta.
Las pechugas de pollo son aliadas infaltables en el congelador. Funcionan perfectas para rellenar de espinacas y queso crema bajo en grasa.
Y a quienes les gusta el plátano maduro, este –asado o al vapor– también resulta un buen acompañante de la cena o como base de cualquier relleno a la hora de almorzar.