FAIRFIELD, Ohio — Desde muy tempranas horas de la mañana, cuando abrieron los recintos electorales, los votantes de Fairfield, en el condado de Butler, empezaron a llegar a los sitios donde aparecen registrados para ejercer el sufragio.
Todos usaban mascarillas o paños cubreboca para evitar el contagio del COVID-19.
El edificio municipal, donde cada año se pagan los impuestos de la ciudad, se gestionan permisos y se cobran los servicios públicos como el suministro de agua, sirve también como centro de votación hasta las 7:30 p.m. cuando se cerrarán las urnas.
Las personas llegaban y mostraban su identificación en la mesa principal –protegida con láminas de plástico transparente, siguiendo los protocolos de salud– para ser verificados y luego proceder a emitir su voto.
Unos optaban por las máquinas digitales, donde lo hacían de pie, mientras que otros preferían la alternativa en papel que les permitía estar sentados.
Cada vez que un elector culminaba el proceso, un trabajador electoral se encargaba de limpiar y desinfectar las pantallas de votación.
En las paredes del pasillo que llevaba a la sala de votación se pegaron letreros con indicaciones de advertencia para recordar la importancia del distanciamiento social de seis pies entre individuos, el uso de mascarillas y las medidas básicas de higiene contra el coronavirus.
Niños y jóvenes –sin jornada escolar en el día de hoy– acompañaban a padres y abuelos para ser testigos del proceso electoral que definirá el próximo período presidencial, asientos en el Congreso, nuevas autoridades estatales y del condado, además de propuestas para la ciudad.
